El primer día de julio –y, por ende, de la agencia libre– devolvió a Aaron Nesmith una llamada telefónica que modificó por completo sus planes a corto plazo. Era Brad Stevens, quien había decidido echar por tierra el que iba a ser un verano sumamente tranquilo.
“Me tomó completamente por sorpresa. Estaba jugando al golf. Iba por el sexto hoyo y estaba jugando bastante decente. Recibí la llamada y arruinó mi día. Solo jugué un hoyo más y di la partida por terminada.”
No era para menos. El que había sido su entrenador jefe y ahora ostentaba el cargo de jefe de oficinas de los Boston Celtics le acababa de comunicar que había sido traspasado rumbo a los Indiana Pacers. Un destino en el que también recalaban Daniel Theis, Malik Fitts, Nik Stauskas, Juwan Morgan y una ronda del draft a cambio de Malcolm Brogdon.
A pesar de la inesperada noticia, Stevens le trasladó una visión optimista de la operación: mudarse a un equipo como los Pacers, sumido en una reconstrucción, emergía como una oportunidad para su propio desarrollo. Sí, es cierto que esta afirmación puede interpretarse como un formalismo más dentro del profundo negocio que comprende la NBA, pero no por ello al ejecutivo le falto razón al referirse así al futuro de su ya ex jugador. “Valoró mi tiempo aquí. Creyó en mí y sabemos que esto es una gran oportunidad para mí”, afirmó Nesmith.
Había recalado en la NBA tras ser seleccionado en la 14ª posición del draft de 2020 y una prometedora estancia de dos años en la Universidad de Vanderbilt. Sin embargo, la virtud de recalar en una de las franquicias más distinguidas en la historia de la liga se transformó en un arma de doble filo. En Boston coincidió con jugadores de la talla de Jayson Tatum y Jaylen Brown, además de unas altas expectativas que tomaron forma con las Finales de la NBA alcanzadas en este 2022. Así, los ya de por sí tímidos números firmados en su año de novato disminuyeron todavía más como sophomore.
Aún así definió su estancia en los Celtics como una experiencia muy valiosa que impulsará su carrera y le ayudará a seguir creciendo en Indiana. “Aprendí lo que se necesita para ganar en esta liga. He podido ser parte de un equipo que ha jugado las Finales. Estos dos años me han permitido también tener algo de experiencia en playoffs. Así que espero poder traer todo eso aquí a Indiana. Mostrarle a los otros jóvenes lo que se necesita para ganar y que no se les regalará nada.”
¿Qué puede aportar y qué podemos esperar de Nesmith en Indiana?
La muestra de Nesmith es todavía bastante reducida al solo haber tenido tiempo de participar en dos partidos de la Summer League de Las Vegas, en los que ha promediado unos números de 12,0 puntos, 5,5 rebotes y 3,0 robos en 26,9 minutos.
Tras su primer encuentro, Nesmith señaló el desafío que supuso haber participado en la cita estival de Las Vegas sin haber podido entrenar junto a sus nuevos compañeros, aunque mostró un gran entusiasmo por la nueva oportunidad que se abre en su horizonte profesional.
Para ello se pondrá a las órdenes del entrenador jefe Rick Carlisle, quien sabe muy bien lo exigente que puede llegar a ser el jugar para la franquicia del Orgullo Verde. “Esta es una situación perfecta para él”, afirmó el actual head coach de los Pacers. “Sé por lo que pasó en Boston. Cuando me reclutaron allí jugamos las Finales tres años consecutivos. Cada vez que un jugador de rotación entraba al partido, la lupa, el microscopio, estaba sobre ti. Tenías que hacer tu trabajo a un alto nivel. De lo contrario, Dennis Johnson y Danny Ainge volverían a la pista. [Nesmith] experimentó lo mismo pero tuvo buenos momentos. Ahora está realmente ilusionado por esta oportunidad. Y nosotros también”.
De momento, el cuerpo técnico dirigido por Carlisle le ha trasladado al jugador en qué facetas del juego incidir para lograr asentarse en la rotación y disfrutar de una cantidad sustancial de minutos: la defensa y el tiro exterior. “Sé que puedo convertirme en un ‘3-and-D’ de primer nivel en esta liga, así que ese es mi enfoque. Es eso en lo que voy a trabajar y en lo que me voy a convertir.”
Precisamente, este perfil tan demandado en la NBA actual es con el que Nesmith aterrizó en la liga tras su paso por la NCAA. De allí salió con un 52,2% de acierto exterior en su último año –en 8,2 intentos por encuentro–, mientras sus 208 centímetros de envergadura le permitían paliar sus limitaciones atléticas en defensa.
Aún así, cómo proyectaría estas virtudes hacia su rol en la NBA no estaba del todo definido y así lo demostraron las dificultades para hacer comparaciones concisas. Desde Cameron Johnson hasta Robert Covington, pasando por Buddy Hield, Allan Houston –hecha esta por su entrenador de la universidad, Jerry Stackhouse–, Khris Middleton y Klay Thompson, fueron alguno de los jugadores con los que despertó ciertos vínculos de juego.
Estos problemas se consolidaron cuando la falta de regularidad en pista vino acompañada de dificultades en el tiro –un 41,7% de acierto en tiros de campo y del 31,8% en triples– y de adaptación al esquema defensivo de Stevens y, posteriormente, de Ime Udoka.
Ahora, lo más probable es que los Pacers le pidan que se asiente como un sólido ejecutor desde el catch-and-shoot, teniendo en cuenta que Tyrese Haliburton, Chris Duarte y Bennedict Mathurin absorberán mucho balón. También trabajarán con él su defensa y capacidad para realizar con eficacia los cambios de asignación. Si juega con mayor confianza y mejora su técnica y los fundamentos previamente descritos, su encaje dentro del sistema impulsará el nivel defensivo de los Pacers.
En todo caso, se espera que Nesmith comience la temporada como hombre de rotación con un tope de minutos que oscile entre los quince y veinte por noche. Su contrato recoge tres temporadas más –las dos últimas sujetas a una opción de equipo y la oferta cualificada–, por lo que los Pacers dispondrán de tiempo suficiente para evaluar sus posibilidades de futuro en la franquicia y la flexibilidad necesaria para ofrecerle una nueva salida en caso de no encajar.
El rango de resultados de Nesmith oscila entre perder toda relevancia en pos de los T.J. McConnell, Oshae Brissett, Chris Duarte, Isaiah Jackson, Goga Bitadze y compañía, y asentarse como titular, cumpliendo un potencial rol, quizá, similar al de Saddiq Bey en Detroit o Desmond Bane en Memphis. Quién sabe, incluso, si su nombre podría establecerse entre los candidatos al Most Improved Player.
De una forma u otra, la posibilidad de haber hallado oro en Nesmith supera con creces el casi inexistente riesgo que supone haberlo incorporado al equipo. Una decisión que ya tomaron, no hace tanto, con Jalen Smith, devolviendo réditos positivos. El tiempo dirá.