¿Es posible pasar de perdedores a ganadores en solo un año? En la mayoría de ocasiones la respuesta es un rotundo No, pero, tal y como han demostrado los Phoenix Suns este año, en ocasiones un equipo solo necesita una pieza, o una nueva dirección.
Curiosamente no es la primera vez que el equipo de Arizona logra un cambio tan radical, de hecho, este fenómeno ha ocurrido más veces de lo que la lógica podría indicar. Vamos a iniciar un pequeño repaso de tres equipos cuya suerte cambió de un curso al siguiente, ya sea por una inyección de talento en la agencia libre o gracias a una pieza que finalizó un gran conjunto.
Los Suns del 2004/2005 // de 29-53 a 62-20
Los años 90 demostraron ser amables con los Phoenix Suns, no solo por la aparición en las finales del 93, sino también por la suave transición que consiguieron de una estrella a la siguiente. Arizona no es un gran mercado, pero siempre han encontrado la forma de aprovecharse de los errores de los rivales, y en ocasiones remediar los errores propios.
Barkley dio paso a Jason Kidd, Penny Hardaway y Rex Chapman. Un equipo animado y divertido al que las lesiones no permitieron alcanzar su máximo esplendor, y con el que acabaría un caso de maltrato doméstico por parte de Jason Kidd. Tal y como hemos dicho previamente, los Suns cambiaron a una estrella por la siguiente, en este caso KIdd por Stephon Marbury, curiosamente este movimiento creará otro de los equipos que veremos hoy.
Durante el proceso, los Suns habían perdido a un base llamado Steve Nash, proveniente de la universidad de Santa Clara, quien iría de camino a elevar su nombre en Dallas. Otras piezas jóvenes se unirían al proyecto en el inicio del milenio, Shawn Marion en el 99 y Amar´e Stoudemire en el 2002.
La última estrella de los Suns generaba grandes estadísticas individuales, pero no pudo llevar a Phoenix más allá de la primera ronda, confiando el proyecto a los jóvenes, Phoenix tiró la toalla tras casi 15 años seguidos de playoffs. En el 2004/2005 a pesar de recuperar a Steve Nash, nadie creía que los Suns fueran a ser relevantes al menos durante unos años.
Steve Nash y los siete segundos o menos
Y sin embargo, de una forma similar a lo que ha ocurrido con Chris Paul, una nueva visión bastó para cambiar por completo las aspiraciones y perspectivas del equipo. Mike D´Antoni implementó una ofensiva sujeta a la visión privilegiada de su base, y a la rapidez de sus jugadores, todo debía desarrollarse en siete segundos o menos.
En una época de excelencia defensiva y pobreza ofensiva, donde el 1 vs 1 estaba acabando con el juego en equipo, los Suns demostraron a todo el mundo porque este deporte es tan divertido. El récord podría explicarse en parte, por la incapacidad de los rivales para acoplarse a un estilo tan poco ortodoxo, aunque también podría entenderse como fruto de la eclosión de mucho talento joven (Marion, Stoudemire, Joe Johnson…) y una buena cantidad de expertos tiradores (Q Richardson, Jim Jackson, Leandro Barbosa…)
Además no fueron un equipo que se quedase simplemente en una sorpresa de la liga regular, Nash y los suyos acabaron con los Grizzlies de Gasol y los Mavs de Nowitzki para llegar a finales de conferencia, unas finales donde los Spurs de Duncan les pararon los pies.
De todos modos, los Suns solo necesitaron un año para volver a ser relevantes, y lo serían durante 5 años más. El detonante fue una filosofía de juego, y un base para la historia. No ha sido hasta la llegada de otro gran base que el sol en el valle ha vuelto a brillar. Hoy por hoy han vuelto a pasar de perdedores a ganadores en solo un año.
Los Nets del 2001/2002 // de 26-56 a 52-30
La historia es similar a la de Phoenix, de hecho es del valle de donde procedería el detonante de la revolución en Nueva Jersey, e incluso comparten la misma estrella fallida, Stephon Marbury, si en Phoenix dio paso a Nash, en Nueva Jersey dio paso a Jason Kidd.
Los Nets habían experimentado unos años 90 inicialmente prometedores, pero finalmente decepcionantes. La muerte de Petrovic serviría de oscura premonición para lo que estaba por llegar, del 93 al 2000, solo se colaron en playoffs una vez, con Calipari como entrenador en su única experiencia NBA.
Cualquiera pensaría que con semejante récord negativo es cuestión de tiempo obtener una elección alta en el draft, y los Nets consiguieron la primera, el problema es que fue en el 2000, probablemente el peor draft de la historia. Kenyon Martin se unía un equipo que como puntos positivos tenía a Keith Van Horn y Kerry Kittles.
Hay que decir que Calipari estuvo cerca de elegir a Kobe Bryant antes que a Kittles, e incluso llegó a cenar con la familia Bryant, pero el prejuicio de draftear a un chico de instituto en una octava posición acabó por chafar este giro en la historia, quien sabe lo que serían los Nets con Kidd y Kobe, quizá aún estarían en New Jersey
Jason Kidd y los sorprendentes Nets
La colección de talento por parte de los Nets y su nuevo entrenador Byron Scott no parecían tener ninguna dirección, eran lamentables en ataque y en defensa, de nuevo Marbury estaba cosechando una gran temporada individual pero su equipo sufría de falta de rumbo.
La llegada de Kidd involucró a todos los integrantes, incluso aquellos con pocas armas ofensivas en un juego colectivo de poca anotación y ritmo bajo, pero con una defensa de elite que les propulsó a lo mas alto de la liga. Aquel récord sorprendente los llevó a la final, contra los Lakers, por desgracia a pesar de contar con el mejor base de aquel momento, no tenían ningún pivot capaz de parar los pies al jugador mas dominante de la historia.
De nuevo nos encontramos con un caso en el que el talento se encontraba enterrado entre una prometedora juventud, la aparición de un base capaz de hacer mejores a sus compañeros, sacó a relucir su mejor versión. De todos modos, hay que admitir que el este del momento era muy flojito, y puede que aquella fuera una de las razones por las que los Nets pasaron de perdedores a ganadores en solo un año.
Los Celtics del 2008 // de 24-58 a 66-16
En lo referente a estas transformaciones express es mucho mas común este caso, que el de los dos primeros, una súbita inyección de talento puede cambiar el destino de un equipo de la noche a la mañana, aunque por lo general no ocurre tan rápido o de forma tan explosiva.
Los Celtics después de unos años 90 muy poco memorables, comenzaron el nuevo milenio con unas finales de conferencia en 2002, pero con la llegada de Danny Ainge, aquel equipo fue desmantelado en favor de una juventud que jamás florecería.
En 2006 Boston vivió su año mas negro, no solo murió el eterno Red Auerbach, sino que además Paul Pierce y Tony Allen recibieron sendas lesiones. La única esperanza de aquel 24-58 era hacerse con Oden o Durant en el draft del 2007, pero ni las bolas parecían afectadas por la fortuna del Leprechaun, los Celtics cayeron quintos eligiendo a Jeff Green.
Cansado de esperar que la vía tradicional del draft funcionase, Danny se puso manos a la obra, mediante diversos traspasos hacia unos Supersonics con Durant en el futuro y unos Timberwolves que habían echado a perder el prime de su estrella, los Celtics consiguieron a Ray Allen y Kevin Garnett. Pronto pasarían de perdedores a ganadores en solo un año.
El Big Three y el mayor cambio de la historia
Tal y como suele ocurrir cuando tanto talento se junta en un equipo, muchos se apresuraron a apuntar que no habría balón suficiente para todos, pero demostraron que esta afirmación estaba muy lejos de ser cierta, no solo por un estilo de juego al servicio del equipo sino que el énfasis de Doc Rivers y los suyos estaría en defensa.
A diferencia de otros big three, estos tres hombres llevaban diez años o más en la liga, no se trataba de un planificado y concienzudo plan con la idea de montar una nueva dictadura en la NBA. Este equipo era el resultado de una serie de inteligentes traspasos.
Los Celtics no necesitaron mucho tiempo para congeniar, y las rachas de victorias empezaron a amontonarse. Ray Allen y Paul Pierce estaban tirando mejor que nunca, Garnett era una presencia devastadora defensivamente y ofensivamente, el base sophomore funcionaba como nexo de los tres monstruos y una sabia unión de jóvenes como Tony Allen o Glen Davis junto con veteranos confiables como James Posey y Sam Cassell suponían un banquillo letal.
Los Playoffs fueron harina de otro costal pues necesitaron 20 partidos para llegar a las finales, dos séptimos partidos en las primeras rondas y un sexto en las finales de conferencia. Quizá la mejor versión del equipo surgió en la final contra los Lakers, donde a diferencia de los otros dos ejemplos, ellos terminaron ganando el ansiado anillo.
Conclusión
Por lo general, estos casos son excepcionales, la mejoría de cualquier plantilla pasa por periodos de cambio gradual que se pueden ver afectados por lesiones, malos fichajes o malas elecciones en el draft. Sin embargo, tal y como están probando los Suns este año, hay equipos con un tremendo potencial al que tan solo les falta el entrenador correcto, o un jugador en concreto para pasar de perdedores a ganadores en solo un año.