Esta historia comienza un 19 de febrero de 2017. Los Sacramento Kings estaban más cerca de romper la maldición de playoffs, iban novenos y daba la sensación de que con un buen trade deadline podían saltar hasta los puestos de playoffs. Por otro lado, DeMarcus Cousins que acababa contrato en 2018 había dicho públicamente que quería renovar con los Kings, aunque había revuelo por otro lado de poder salir traspasado. La relación de Cousins con el GM Vlade Divac no era la mejor de todas y se demostró justo en el All Star Game, mandar a DMC a Florida por Buddy Hield, una primera ronda y Tyreke Evans. De’Aaron Fox el Rey de Sacramento
Los vientos de cambio volvían a Sacramento con una intensidad inhumana, había que volver a empezar. Por otro lado, en la NCAA se enfrentaban dos pesos pesados del torneo. Los UCLA Bruins de Lonzo Ball vs los Kentucky Wildcats de De’Aaron Fox. Ball tenía el foco mediático y la presión que le había puesto su padre Lavar, mientras que De’Aaron Fox estaba teniendo buen año, pero su compañero Malik Monk brillaba más que él.
Ese encuentro terminó con victoria de Kentucky y con Fox dando un golpe sobre la mesa anotando 39 puntos ante un Lonzo Ball que se vio superado con la velocidad del base de Kentucky. Ese partido hizo que Fox se presentase al mundo como una futura estrella de la NBA y los Kings lo vieron.
Cuando Sacramento supo que al final su ronda de draft sería la número 5, el objetivo estaba claro. De’Aaron Fox tenía que ser el hombre que liderase al equipo a romper la mala racha de playoffs. Además, el formado en Kentucky se dejaba querer afirmando que le gustan los retos y que romper la mala racha de los Kings en playoffs era uno de ellos. Dicho y hecho, con el pick número 5 los Sacramento Kings seleccionaban a De’Aaron Fox. Empezaba una nueva era, la era del Zorro.
Año rookie, de menos a más.
El primer año de De’Aaron Fox fue bastante duro. Ya en un principio tenía que competir el puesto con George Hill que llegaba a Sacramento tras firmar su mejor año de carrera en Utah y había firmado mucho dinero. Aparte de esto Dave Joerger quería jugar a posesiones largas y lentas, algo totalmente contrario al estilo de juego de Fox donde su punto fuerte es el juego en transición, ataques rápidos para aprovechar su gran cualidad, la velocidad. Los ataques en estático le hacían mucho daño a Fox ya que uno de sus puntos débiles era el tiro exterior donde firmó un paupérrimo 30’7% en triples.
Aun así, con el paso de los partidos Fox fue cogiendo confianza y demostrando que tiene talento y físico para triunfar en la liga. También ayudó el traspaso de George Hill a Cleveland, lo que hizo que el base de Kentucky tuviera todo el peso en el juego en sus manos, y se notó. Los Kings aumentaron el ritmo, pasaron de ser uno de los peores pace de la liga a ponerse a mitad de la tabla, y todo esto con Fox en el campo.
Año sophomore, la explosión.
El primer año de estos prometedores Kings, fue bastante decepcionante, se podría decir con se tiró un año a la basura al apostar por veteranos como Randolph y Hill, en vez de los chavales. Pero esta temporada no iba a suceder lo mismo.
Ya en pretemporada se veían ciertos cambios en el juego de los Kings, de un ritmo lento, sin ideas, aprovechando las últimas dosis de talento de Zach Randolph, se pasó a un juego rápido, vertiginoso, con el triple y las penetraciones como arma principal y con De’Aaron Fox como eje. Si el cogía la pelota, sus compañeros corrían a la canasta contraría buscando el desajuste del rival. El famoso seven seconds or less de Mike D’Antoni se quedaba corto con los Kings de la 18-19, que les sirvió para quedar novenos de su conferencia, a un pequeño paso de los playoffs. El desgaste de ese juego les hizo llegar a marzo cansados, con muchos fallos y perder la oportunidad de romper la racha que se seguía alargando otro año más.
Por parte de De’Aaron hubo gran mejoría. Paso de 11’6 puntos a 17’3, y de 4’4 asistencias a 7’3, quedando tercer al premio de jugador más mejorado. Se veía gran mejora, aunque persistían los fallos de la inconsistencia en el tiro, y de no saber parar el juego. Fox era el caos personificado, pero su caos no sabía controlarlo, por lo que su gran asignatura era aprender a jugar con la cabeza y no con la velocidad de sus pies.
The three finalists for #KiaMIP… @swipathefox, @Dloading, and @pskills43!
— NBA (@NBA) June 23, 2019
The 2019 #NBAAwards air Monday 6/24, 9:00pm/et on TNT! pic.twitter.com/oE4ahe191C
Tercer y cuarto año, la consagración.
En esos dos años, Fox tenía una misión, consolidarse. El jugador había demostrado en su año sophomore que era un jugador completo y con potencial de convertirse en estrella. Pero que había bastante por pulir. Sobre todo, en la ejecución. Ya que su estilo de juego podía potenciarlo más siendo un ejecutor que un creador para el resto. Fox siempre ha sido un hábil penetrador, pero su deficiente tiro de media y larga distancia hacía que fuese un jugador fácil de defender en estático.
También tenía la principal misión de mejorar como líder, ser más vocal, hacer del equipo suyo, que el propio Fox se creyese a sí mismo como pieza principal. Y lo consiguió.
En su tercer y cuarto año en liga mejoró sus registros anotadores, de 17’3 puntos en su año sophomore pasa a 21’1 en su tercer año y a 25’2 en el cuarto (su máximo en anotación de promedio), sí que quedaba una asignatura en triple donde al aumentar la cantidad de tiros exteriores que tomaba, bajaban sus porcentajes, pasando de un 37’1% en su segundo año a 32’3% en el cuarto. Eso si antes lanzaba 2’9 tripes por encuentro y en ese año lanzó 5’5, casi el doble de cantidad.
También vimos que la NBA empezaba a reconocer a De’Aaron Fox como jugador importante al ganar dos veces el premio a jugador de la semana, siendo calve en las dos rachas de victorias que tuvo Sacramento en 2021, con un 8-0 y un 9-1.
Sacramento Kings guard De'Aaron Fox and Charlotte Hornets guard Terry Rozier have been named the NBA Western and Eastern Conference Players of the Week, respectively, for Week 14 of the 2020-21 season (March 22-28). pic.twitter.com/Mbj0WzW8ik
— NBA Communications (@NBAPR) March 29, 2021
Por otro lado, Fox no conseguía llevar a los Kings en playoffs, si había momentos que llegaban a rozarlo, sobre todo desde la instauración de play-in, pero el equipo ya sea por tener piezas ineficientes que no cohesionaban, o por la inutilidad del cuerpo técnico no conseguía que la estrella de Sacramento disfrutara de la postemporada. Y el tiempo seguía corriendo.
Año 5, llegan las dudas.
La quinta temporada suele ser una de las más importantes para un jugador NBA. Si en tu contrato rookie has demostrado que tu talento merece la pena, empezarás con a conseguir grandes contratos. Pero por otro lado la gente estará con la lupa puesta en ti.
Eso es lo que le pasó a De’Aaron Fox en la temporada 21-22. En 2020 acordó una extensión de contrato de 163 millones por 5 años. El máximo que puede permitirse un rookie. Y un contrato que para todo aficionado NBA menos la gente de Sacramento estaba altamente sobrepagado, y más cuando a su lado había también otro gran proyecto de base estrella como Tyrese Haliburton.
El año rookie de Tyrese fue muy productivo en Sacramento y la intención era que Fox y Hali se combinaran ya que eran dos estilos de jugadores que no tenían porqué opacarse. Fox como ejecutor implacable que manejaba las transiciones a su antojo y Tyrese como un base más generador para el resto que sabía manejar el juego en estático y con un tiro de tres fiable.
El problema de los Kings eran las prisas esa temporada, si este año no llegaban a playoffs superarían a los Clippers con el dudoso récord de más temporadas seguidas sin disputar los playoffs y esa presión existía en los jugadores, pero en Fox principalmente.
De’Aaron empeoró en todas sus facetas, anotación, creación, tiro y defensa. Se le veía demasiado acelerado en la cancha intentando demostrar que tenía que quedarse en los Kings, y es normal porque era la pieza que más sonaba para intercambiar por jugadores como Ben Simmons o Domantas Sabonis. Aparte se veía que la combinación Fox-Haliburton no funcionaba, limitándose los dos simultáneamente.
Con todo esto, para mediados de diciembre, Fox cogió baja por Covid y ahí vimos los mejores minutos de Haliburton. Un Tyrese que aumentó su producción ofensiva tanto en anotación como en creación para el resto, dando la sensación de que la bandera para el proyecto de Sacramento era el base de Iowa State.
Pero en el trade deadline fue Tyrese el sacrificado para la llegada de un dos veces All Star como Domantas Sabonis. Fox tendría su oportunidad para redimirse y callar bocas a sus críticos acompañado de un jugador que, si bien en la teoría no parecía encajar del todo por un tema de ritmo, en la práctica ya se vio conexión en los primeros partidos. Pero había que esperar a la 22-23 para ver el crecimiento real del dúo.
De’Aaron is happy 💜 pic.twitter.com/0jg2n5jSYo
— NBACentral (@TheNBACentral) February 10, 2022
Año 6, ha llegado el rey.
Esta temporada era la gran prueba de fuego para Sacramento, por fin Monte McNair podía introducir sus ideas al proyecto con la llegada de un nuevo entrenador. Mike Brown fue el elegido para llevar a los Kings de nuevo a playoffs, algo que puede sorprender ya que llevaba desde 2014 sin ser entrenador jefe y tenía fama de que sus logros como coach fueron más gracias a Lebron James que por él.
Brown, un hombre inteligente, sabía que lo primero que tenía que hacer era ganarse a los pesos pesados del vestuario, y la primera decisión que hizo fue reunirse con Fox. Simplemente conocerse y nada de charlar de basket, buscar unir fuerzas.
Algo similar pasa con el GM de los Kings Monte McNair que en la agencia libre de 2022 buscó las mejores piezas que encajaran con el equipo no en cuanto a juego, que también, sino en cuanto a química de vestuario. Huerter y Fox se conocían desde el instituto, pero la clave fue Malik Monk, compañero de universidad de De’Aaron que les une una estrecha amistad.
Hacer sentir a Fox como jugador importante del proyecto después del varapalo de la pasada campaña, llena de dudas como moneda de cambio para el traspaso, era prioritario. Pero también era que encontrara su baloncesto, la motivación por jugar. Mike Brown le envió una serie de trabajos específicos en verano, uno de ellos, que volviese al peso en el que estaba más cómodo.
Esto del peso no tienen nada que ver con que el jugador estuviese pasado, sino que Luke Walton quería que Fox fuese un jugador musculoso estilo Russell Westbrook, por lo que, en sus años de entrenador, De’Aaron subió musculatura en post de perder velocidad que era su mayor arma. Con Brown las cosas empezaban a cambiar.
La temporada de Fox ha sido de menos a más, sus primeros partidos eran buenos, se le notaba cómodo con Domantas Sabonis que le liberaba mucho peso creativo y sorprendentemente le daba espacios dentro de la zona para penetrar y anotar. También se veía a un Fox más inteligente y buscando en Mid Range cuando las defensas se cerraban, siendo un tiro bastante efectivo a pesar de la dificultad que conlleva por la velocidad que impone De’Aaron.
Se veía a un jugador que había recuperado su disfrute por el baloncesto, pero faltaba un golpe sobre la mesa para de verdad creernos a Fox como estrella, y dicho golpe lo dio ante Orlando Magic que tras una prórroga con un Buzzer Beater desde el logo daba la victoria a Sacramento Kings. Ahí nacía Mister Clutch.
Pero no solo se vive del ataque, y menos con Mike Brown. Con el paso de los partidos hemos visto a un Fox mucho más activo e intenso defensivamente, siendo el jugador de la NBA que ha liderado la tabla de deflections por partido jugador promediando 4’1.
Y claramente todo esto, añadido a unos números de 25 puntos, 4’2 rebotes y 6’1 asistencias, le ha valido para ser All Star y pertenecer al tercer equipo del All NBA esta temporada. También el nacido en New Orleans inauguró el permio a Clutch Player of the Year promediando 7’8 puntos y 1’4 asistencias en los últimos cuartos de los partidos.
All-Star.
— Frankie Cartoscelli (@FCartoscelli3) May 10, 2023
Clutch Player of the Year.
All-NBA Third Team.
De’Aaron Fox is the first Sacramento Kings guard to be named to an All-NBA Team since Mitch Richmond made the Third Team in 1997-98. pic.twitter.com/tDwEyif3QF
Pero quedaban los playoffs, el momento donde se decide si de verdad eres una estrella que merece la pena o no. Y el base de los Kings no se arrugó. Ante los campeones y dominadores del último decenio, los Golden State Warriors, Fox se echó el equipo a la espalda promediando 27’4 puntos, 5’4 rebotes y 7’7 asistencias, siendo el jugador de los Kings que más problemas daba a los Warriors. Incluso jugando lesionado en parte de la serie, fundía temor a la vez que respeto para sus rivales, como dijo Draymond Green post partido.
"I've lost a lot of respect for guys over the years in the playoffs… then there are some you gain respect for… guys you know are cut from the same cloth you feel like you're cut from."
— ClutchPoints (@ClutchPointsApp) May 1, 2023
Draymond Green on the respect he has gained for De'Aaron Fox 👏pic.twitter.com/Aneu3LbEr9
El rey ha llegado a Sacramento, y ese rey ser llama De’Aaron Martez Fox.