Uno de los banquillos más codiciados del baloncesto universitario, el de los Longhorns de Texas, ha quedado vacante de cara a la próxima temporada tras el fulminante despido de Chris Beard. La gran apuesta de la dirección texana para situar al equipo de baloncesto en lo más alto del panorama nacional ha terminado en escándalo y, por consiguiente, en fiasco. Circunstancias ajenas a la universidad han provocado la drástica decisión de cesar a un entrenador que solamente ha permanecido en el cargo durante un curso entero, reabriendo por segunda vez en apenas tres años el debate y la pelea por ocupar un cargo muy apetecible para cualquier técnico.
Indudablemente, el departamento deportivo ya habrá puesto en marcha la maquinaria pertinente para la contratación de un nuevo responsable, con la esperanza de establecer, esta vez sí, un proyecto serio de futuro, pero sin renunciar a un cierto impacto en el corto plazo. Muchos son los nombres que aparecerán en las quinielas desde este momento hasta el anuncio oficial por parte de la entidad, pero solamente uno será el elegido. Sin conocimiento directo de las gestiones que se estén realizando en Austin, lanzo aquí algunas hipótesis al respecto.
OPCIÓN 1: entrenadores con prestigio y reputación en la liga
Tras el fallido paso por el programa de Shaka Smart y la enorme decepción sufrida con Chris Beard, es muy probable que se apueste ahora por un entrenador contrastado. En ese sentido, John Calipari sería un auténtico bombazo. Su llegada no sería descabellada, ya que se dan las circunstancias perfectas para su salida de Kentucky, cuya etapa allí parece estar llegando a su fin. No sería, sin embargo, una salida sencilla, ya que existe un contrato de por vida cuya finalización habría que negociar. Más allá de esta circunstancia, existen fundadas dudas acerca de la capacidad de Calipari para adaptar su estilo al baloncesto moderno, especialmente en la faceta ofensiva, algo que está acusando en demasía estas últimas temporadas con los Wildcats. No obstante, no cabe duda de que a nivel mediático su llegada sería un auténtico éxito para un programa que necesita recuperarse de los últimos mazazos sufridos.
Otros nombres que entrarían en esta categoría son los de Kelvin Sampson (Houston), Eric Musselman (Arkansas), Nate Oats (Alabama) o Brad Underwood (Illinois). La gran diferencia entre estos y Calipari es que los recién nombrados forman parte y están construyendo programas sólidos, por lo que nadie desea su salida de su universidad actual. Quizá, quien tendría mayores posibilidades sería un Brad Underwood que, a pesar de no estar discutido, tampoco ha terminado de consolidar a Illinois entre los mejores del país.
En todo caso, cualquiera de ellas, aunque factible, resulta una opción compleja.
OPCIÓN 2: entrenadores que darían un gran salto.
Se trataría de replicar la fórmula usada en su momento con la llegada de Shaka Smart. Es decir, un entrenador que esté obteniendo buenos resultados en un equipo con menores aspiraciones perteneciente a una de las conferencias fuertes, o incluso un entrenador de Mid-Major que esté alcanzando unas cotas de éxito superior a lo esperado. Con este perfil, Jerome Tang (Kansas State) podría encajar perfectamente en el banquillo texano. Aunque todavía tiene poca experiencia como entrenador jefe, su paso como asistente en Baylor le avala. Y ya ha demostrado su capacidad de liderazgo a la hora de dirigir un programa en una conferencia tan competitiva como la actual Big 12. El hecho de que solamente lleve una temporada como entrenador principal, sin embargo, podría ser un hándicap. Otros nombres que podrían formar parte de este palo de la baraja serían Chris Holtman (Ohio State) o Ed Cooley (Providence)
Grant McCasland (North Texas) sería una alternativa más que interesante. Entrenador del mismo estado con una excelente reputación a nivel Mid-Major, logró un gran upset en el March Madness de 2021 al sorprender a Purdue. Presenta un balance de victorias siempre positivo desde que inició su andadura como entrenador jefe en la temporada 2009 – 2010 en todos los equipos que ha dirigido y, aunque no tiene un gran pedigree todavía, el hecho de ser ex jugador y ex asistente también en Baylor puede sumar puntos a su favor.
OPCIÓN 3: apuesta por el continuismo
Habrá que ver qué pasa desde ahora hasta el final de la temporada, pero el entrenador interino, Rodney Terry, no lo está haciendo nada mal. Con él a los mandos, el equipo ha ganado 6 de sus primeros 7 partidos, dejando además buenas sensaciones y mostrándose altamente competitivos. Tiene una amplia experiencia como entrenador asistente incluso en la propia Texas, donde trabajó durante el periodo que abarcan los años del 2002 al 2011. Posteriormente fue entrenador jefe en Fresno State y en UTEP, para volver a los Longhorns como ayudante hace apenas dos años. Ahora, de forma inesperada, le ha llegado su gran oportunidad y parece dispuesto a aprovecharla. Tal vez los responsables de su actual programa opten por una opción más glamourosa, pero en todo caso, obtener un buen récord y, más todavía, la gestión del vestuario y el desarrollo de sus jugadores, pueden ser factores que, al menos, les lleve a plantearse la conveniencia de dar continuidad al proyecto con este entrenador.
OPCIÓN 4: entrenador under the radar
La alternativa más extravagante y, por ello, menos plausible. ¿Alguien ha oído hablar de Royal Ivey? Seguramente, no. Y es lógico porque se trata de alguien que no tiene ninguna experiencia como entrenador en baloncesto universitario, ni siquiera como asistente. Tras una discreta carrera como jugador profesional, Ivey ha trabajado como ayudante en varios equipos de la NBA, entre ellos Oklahoma City Thunder, Brooklyn Nets y New York Knicks. Actualmente es el seleccionador de Sudán, a quien llevó a los cuartos de final de la Copa de África en 2021. Su hipotética candidatura, sin embargo, llegaría por el conocimiento de la universidad y el programa, ya que fue un destacado jugador de Texas a principios de este milenio. En su temporada junior fue fundamental para que los Longhorns alcanzaran la Final Four, por lo que hay un gran recuerdo de él. Parece complicado que un programa como Texas apueste por dar a Royal Ivey una oportunidad en este momento de su carrera, pero… ¿quién sabe?
Queda mucha temporada por delante y el futuro es incierto. Todo esto no son más que especulaciones y conjeturas, al menos de momento. Así que habrá que estar muy atentos para ver cómo se desarrollan los acontecimientos y de qué modo se despeja una de las grandes incógnitas que nos esperan en la próxima post temporada. ¿Quién será el nuevo inquilino del banquillo de Texas?