El 13 de mayo de 1976 en el Nassau Veterans Memorial Coliseum los New York Nets conquistaban su segundo anillo de la ABA. El gran Dr.J y su pelo a lo afro cedió el protagonismo a sus compañeros –a diferencia de los Denver Nuggets de David Thompson y Dan Issel– para convertirse en los últimos campeones de la ABA. La absorción era un hecho y la liga más funky de la historia echaba el cierre. A unos 40 kilómetros de Nassau y 37 años después otro emotivo final se producía. El 16 de marzo de 2013 en el Madison Square Garden de New York City se ponía punto y final a una era. Ciudad mítica, escenario mítico para marcar el fin de la mítica Big East. Se cumplen 10 años de la desaparición de una conferencia histórica que enamoró al mundo baloncestístico durante 33 temporadas.
El fin de la mítica Big East no pudo tener un cierre más espectacular –aunque sombrío con el paso del tiempo tras la sanción a Louisville– y tanto jugadores, como aficionados, como periodistas eran conscientes de ello. Toda la semana en el Madison Square Garden fue un crisol de emociones pero ese último día de torneo los niveles de serotonina se salían de todos los gráficos.
La mítica Big East, más que una conferencia
Dos meses después de la mejor final de la historia del Madness que marcaría la NBA de los 80, la Big East nacía oficialmente. La idea de crear una conferencia en el noreste y aunar todos los programas de la zona para favorecer cercanía en los viajes y rivalidades locales y/o cercanas. Los fundadores fueron Syracuse –donde un tal Jim Boeheim ya llevaba tres temporadas como Head Coach–, Georgetown y St.John´s. Por interés geográfico se unieron Providence, Seton Hall, Connecticut y Boston College. Al año siguiente se uniría Villanova y en 1982 Pittsburgh. Para que nos hagamos una idea todas estas universidades se encuentran muy cercanas entre ellas. La única que estaba un poco alejada es Syracuse –norte del estado de New York– y que solamente está a unos 500 kilómetros de Georgetown en Washington.
En la NCAA el baloncesto y el football han sostenido y sostienen económicamente el resto del Departamento Deportivo (Athletic Department). Por lo tanto es importante que ambos programas sean relevantes. Poco a poco la Big East necesitó incrementar universidades con programas de football relevantes. Y por ello rompieron la norma geográfica para incorporar a Miami, West Virginia, Virginia Tech, Rutgers y Temple. Incluso Notre Dame (salvo en football) acabó formando parte de la Big East.
Años dorados de la Big East
El frenético comienzo de los equipos de baloncesto de la Big East conformaron una epicidad a la conferencia que llegó hasta sus últimos días. En 1982 la Georgetown dirigida por John Thompson y su toalla contra el sudor y con un freshman Patrick Ewing caían en la final del Madness contra la todopoderosa North Carolina de James Worthy en la que empezaba a destacar un jovencito Michael Jordan.
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En 1984 la Big East se resarció con el propio Ewing ganando en la final a la Houston de Akeem –aún no se había cambiado el nombre a Hakeem– Olajuwon. La temporada de Georgetown fue aplastante desde el inicio y estuvo rankeada en el Top5 todas las semanas a excepción de una en la que fue bajada hasta el 6. En el torneo de la Big East los chicos de John Thompson con Ewing como punta de lanza continuaron su aplastante superioridad ganando de 20 a Providence, de 11 a St.John´s y también de 11 en la prórroga a Syracuse. Y en el Madness solo sufrió en el primer partido contra SMU. El partido entre los Metodistas y los Hoyas es para buscarlo e intentar verlo. Un partido que acabó 37-36 en la época del reloj de posesión.
El año de la Big East
1985 fue el año por antonomasia de la Big East. La única vez en la historia que una conferencia metió a tres equipos en la Final Four. St.John´s, Georgetown y Villanova. Georgetown y St.John´s llegaron como seed 1 por el mismo lado del cuadro. Mientras que Memphis como seed 2 le tocaba la cenicienta de la Final Four, una Villanova bajo el radar que había sido etiquetada como seed 8. Los Wildcats habían completado una temporada regular bastante mediocre, un calendario de conferencia bueno pero sin destacar y habían caído en segunda ronda del torneo de la Big East contra St.John´s. La temporada de Villanova en 2022/2023 no tiene nada que envidiar a la de 1984/1985. Pero llegó el Madness y eliminaron contra todo pronóstico a Michigan, North Carolina, Memphis. Y en la gran final venciendo a una Georgetown que había sido la mejor de la temporada sin excepción.
El bajón de los 90
Tras el exitazo inicial de la conferencia, bajaron un poco el rendimiento durante la década de los 90. Lejos de llegar el fin de la mítica Big East, la conferencia continuó siendo importante. El gran problema era el crecimiento de las demás con jugadores que hoy consideramos absolutamente totémicos para la NCAA y para la NBA. El aura del torneo de conferencia en el Madison Square Garden era algo casi incomprensible para cualquier otra conferencia. El ambiente en el mítico pabellón de Manhattan destilaba una energía poco habitual en esa década ni con los Knicks del propio Ewing y Riley.
La década se cierra con una gran victoria de la Big East de mano de Connecticut. Parecía que empezaba la edad de oro de los Huskies. Pero esa dominancia se quedó en las chicas de Geno Auriemma que, con el campeonato de 1995 comenzarían una racha de 10 campeonatos más solo comparables con los 10 de la UCLA de John Wooden.
Por fin Boeheim
2003 y 2004 son la cumbre de la vieja Big East. El por entonces ya mayor Jim Boeheim se alzaría con su único campeonato de la NCAA tras casi medio siglo en Syracuse. Sin desmerecer al mítico Boeheim y su clásica defensa en zona con la que ha vivido y muerto en 47 años, el gran artífice de ese campeonato fue Carmelo Anthony. Carmelo tuvo una temporada equiparable a esa 2012/2013 en la que le privó a Lebron James del MVP unánime. Y luego la hazaña de la UConn de Okafor y Ben Gordon eliminando a una Duke extremadamente superior con JJ Redick y Luol Deng.
2009 vuelve a ser otra Final Four de la Big East. Villanova compite contra North Carolina y a punto está de provocar que Jay Wright tire la toalla con los Wildcats. Algo que, gracias a su esposa, no sucedió y por ello le agradecemos a esa gran mujer. Por el otro lado del cuadro la Connecticut de Kemba Walker caía contra la Michigan State de un irrelevante Draymond Green pero que ya apuntaba maneras como Freshman.
Los Huskies se resarcieron en 2011 contra la Butler de Brad Stevens que aún no formaba parte de la Big East.
Y llega el fin de la mítica Big East
Las dos últimas temporadas de la vieja Big East coinciden con la dominante Louisville del Rick Pitino que, por causas que algún día contaremos en un extenso artículo, quedó borrada del mapa como los 7 Tour de Francia de Lance Armstrong.
Syracuse, Louisville y Marquette fueron los que más lejos llegaron en el torneo. Y aunque los de Milwaukee se quedaran fuera de la Final Four, dejaba un sabor dulce al amargo fin de la mítica Big East.
Volviendo a ese último partido de torneo de conferencia disputado el 16 de marzo de 2013. Cuesta no emocionarse con la previa que hacen en la retransmisión. Antes de hablar de la importancia que iban a tener en el partido CJ Fair y Michael Carter-Williams por Syracuse. Previo alardeo de lo clave que iban a ser Gorgui Dieng y Peyton Siva. Antes de no caer en lo clave que iba a ser el freshman Montrezl Harrell. En los momentos iniciales de la retransmisión desde el Madison Square Garden Bill Raftery, Sean McDonough y el mítico Jay Bilas; ponen la piel de gallina al espectador. Realizan una oda a la conferencia que está a punto de extinguirse recordando lo mítica y mística que ha sido durante 33 temporadas.
El fin de la mítica Big East o Cuando se cierra una puerta, se abre una ventana
El fin de la mítica Big East fue duro para el aficionado. Con la nueva reestructuración de la conferencia y con la marcha de pesos pesados de ese momento, se creía que el aura de todos esos años se iba a perder.
Deciden formar lo que se llamó de forma coloquial la “Catholic 7”. DePaul (Chicago), Georgetown (Washington), Marquette (Milwaukee), Providence, St. John’s (New York), Seton Hall (New Jersey), y Villanova (Philadelphia) forman la nueva Big East con un adn muy claro: Ciudades NBA (salvo Providence aunque está muy cerca de Boston). El carácter histórico de las universidades adheridas y el peso de las ciudades en las que están hace que la Big East no pierda importancia.
Jugar partidos en pabellones NBA aunque sea esporádicamente dota de relevancia y foco mediático a la conferencia. Seguir jugando el torneo en el Madison Square Garden hace que incluso nuevas universidades de carácter similar –católicas en ciudades de NBA y/o NFL– se unan a la nueva Big East. Butler (Indianapolis), Xavier (Cincinnati), Creighton (Omaha) y por último UConn en 2019. Todas ellas forman definitivamente la nueva Big East que continúa siendo relevante en el panorama del Madness.
Aunque Georgetown es la sombra de lo que fue con Thompson y Ewing, Villanova fue clave en el asentamiento de la nueva conferencia. Dos campeonatos en 2016 y 2018 sumados a la Final Four de 2022, llevan a los de Philadelphia a ser los que marcan el continuismo una vez llegado el fin de la mítica Big East.
La vida sigue igual, como decía Julio Iglesias
Una década después, la nueva Big East no ha perdido la relevancia de su hermana mayor. Continúa siendo una de las seis principales conferencias del College Basketball y una de las que más equipos mete en el Madness. Además siguen desplegando ese baloncesto académico, de entrenador, muy técnico y con muchísima defensa. La mejor conferencia del College Basketball por mucho que nos intenten vencer las mentiras de la ACC y la SEC.