Jaden Ivey se lo debe a los genes

Empecemos por el final. Si nada se tuerce, Jaden Ivey va a ser elegido entre las 5 primeras posiciones del próximo Draft en Junio. Tras un año freshman aceptable pero no muy asombroso, el joven escolta de los Purdue Boilermakers esta finalmente impresionando en su segundo año en college. Y no solo lo hace de forma individual, sino que lo hace también de una forma grupal. Purdue es, ahora mismo, uno de los 4 máximos favoritos para ganar el campeonato final allá por Marzo.

Para quien no conozca a este, ya, gran jugador. Estamos hablando de un escolta con velocidad supersónica, buena visión de juego, intuición para la anticipación en defensa, imparable en transición debido a su físico y que, además, aporta ofensivamente sin necesidad de tener el balón en sus manos constantemente. Tenia una asignatura pendiente desde la temporada pasada, y era su fiabilidad desde la línea de 3. Por ahora, lleva un 46% de acierto y se esta tirando casi 5 triples por encuentro. No es un tirador, y su mecánica de tiro lo demuestra, pero ha desarrollado exactamente lo que debía desarrollar para ser candidato a lottery pick en el draft. Y será compensado por ello.

Ya hemos descrito el perfil de jugador que es Jaden Ivey. Ahora vamos a la verdadera razón de este articulo: sus genes. Era la primavera del año 2001 y Niele Ivey acababa de ser nombrada All-American. Había sido pieza clave para que Notre Dame ganase el segundo título de su historia de la NCAA femenina y meses despues fue elegida en el draft de la WNBA en el puesto 19 por los Indiana Fever. Todo eran buenas noticias pero Niele ocultaba un secreto: estaba embarazada. Eso no fue ningún impedimento para que Niele jugase 26 partidos en su temporada de rookie.

Jaden Ivey nació en febrero de 2002. Su padre fue wide receiver en la Universidad de Notre Dame, donde tuvo el affair con Niele. En realidad, Jaden fue criado exclusivamente por su madre. Niele se llevaba al pequeño Jaden en los viajes cercanos del equipo y era común ver al niño en la cancha de baloncesto mientras la madre entrenaba. Aun teniendo una carrera estable en la WNBA, Niele sucumbió pronto a las obligaciones de ser madre y tuvo que tomar una decisión.

Mientras una carrera acababa, otra empezaba. Niele duro 5 años en el profesionalismo para después comenzar su carrera como asistente de la universidad de Xavier en 2005. Desde ahí no paro de crecer hasta pasar por su alma mater como asistente e incluso como asistente de los Memphis Grizzlies durante la temporada 2019/2020. El joven Jaden creció en un ambiente completamente dedicado al deporte, y no extraña que practicase muchos de ellos durante su adolescencia: futbol, futbol americano, karate y, por supuesto, baloncesto. Debido a su rapidez y físico, destaco en muchos de ellos, pero Jaden siempre lo tuvo claro.

“Siempre fue mi sueño” comento el joven jugador el año pasado en una entrevista al IndyStar, “cada vez que veía a alguien jugar al baloncesto, siempre quería participar en el juego”. Jaden crecía como jugador y empezaba a atraer la atención de algunas universidades durante sus años de instituto. Por aquel entonces, mucha gente daba por hecho que iba a seguir los pasos de su madre y convertirse en un Fighting Irish. El niño que creció viendo a su madre entrenar en el campus de Notre Dame convirtiéndose en el próximo gran reclutamiento de unos necesitados Fighting Irish. Era la historia perfecta. Jaden tenía otros planes.

Tras ser invitado a un Elite Camp con Purdue, recibió una oferta de los Boilermakers, incluyendo varios halagos de Matt Painter directamente. Tras eso y una visita al Mackey Arena, Jaden ya no tuvo dudas. Casualidades de la vida, semanas después, una scholarship offer fue mandada a Jaden por parte de la universidad de Notre Dame. Ya era tarde. El 24 de abril de 2019 Jaden Ivey se comprometía con Purdue. Todavía tenía un ano para pensarse las cosas, pero su cabeza lo tenía claro. Elige tu destino le aconsejaron, y él lo hizo sin pestañear.

Su temporada freshman empezó en el banquillo, pero consiguió la titularidad a mediados de Enero, tras decidir con un triple un partido frente a Ohio State. Desde entonces, su promedio subió hasta los 15 puntos por partido y se convirtió junto a Trevion Williams en hombre clave de los Boilermakers, algo que no ha hecho más que reafirmarse durante esta temporada. Al mismo tiempo que Jaden iniciaba su andadura universitaria en Purdue, Niele era elegida como Head Coach del equipo femenino de Notre Dame. Un sueño hecho realidad para la madre que veía como sus esfuerzos una década atrás eran compensados tanto personalmente como familiarmente.

En fin, esta es la historia de un hijo y una madre que viven por y para el baloncesto. La historia de cómo una madre soltera sacrificó parte de su carrera precisamente por ser madre y la historia de un joven jugador de baloncesto que decidió tomar sus propias decisiones desde muy joven y cuyas mejores hazañas están todavía por escribir.

Por supuesto, esta también es la historia de cómo Notre Dame y su equipo masculino de baloncesto ha ido perdiendo reputación e incidencia durante los últimos años. Mike Brey (Head Coach de Notre Dame) debe estar ahora tirándose de los pelos por dar por hecho de que el pasado y las conexiones familiares harían de Jaden un reclutamiento sencillo. Lo que no sabía es que Jaden quería elegir su camino por si mismo.

Lo mejor de todo es que las decisiones de Jaden parecen ser positivas. Tanto dentro como fuera de la cancha. Los que no lo habéis hecho ya, lo descubriréis muy pronto.