En la historia de este deporte hay jugadores que se convierten en más que eso: en verdaderos arquitectos de su equipo. Como si fueran hábiles albañiles, currelas de toda la vida, levantan ladrillo a ladrillo, construyendo sobre un solar prácticamente vacío, un proyecto con el que volver a ilusionar. Ese jugador, capaz de darle un giro radical al rumbo de su franquicia, como si fuera un arquitecto visionario que añade detalles exquisitos a una obra de arte que parecía destinada a la mediocridad. Y así, con paciencia y dedicación, el jugador va moldeando un futuro prometedor, diseñando una estructura sólida y coherente que eleva por encima del resto de nuevo a un proyecto moribundo. Ese jugador es Jalen Brunson. El salvador de los Knicks.
La franquicia neoyorquina lleva prácticamente una década en la zona más oscura del sótano más oscuro de la NBA. Tras apenas conocer la presencia en los Playoffs durante más de 7 temporadas, los Knicks volvieron a asomar la cabeza, de manera prometedora en los mismos en el año 2021. El famoso año de la pandemia. En una temporada atípica, con el descanso más corto de la historia de los deportes americanos, donde la misma comenzó en navidad, y en la que apenas tuvimos 72 partidos de temporada regular, aforos limitados y protocolos Covid que provocaron infinidad de bajas de jugadores.
Lo cierto es que a pesar de esta temporada 20/21, en la que los Knicks volvieron a los Playoffs tras 7 temporadas de sequía, la franquicia no ha hecho más que quemar naves de proyectos vacíos sumiendo al equipo en una reconstrucción constante.
Por ser justos también con lo logrado en aquella temporada, Julius Randle comenzó a darle un ligero cambio al rumbo de la franquicia, ya que, después de una primera temporada desastrosa, Randle firmó su mejor temporada como profesional y, además del MIP, llevó a los Knicks a aquella cuarta plaza en el Este. Pero lo cierto es que Randle no es ese jugador capaz de cambiarte por completo un proyecto. Algo que pudimos ver tras aquellos Playoffs, muy por debajo del nivel mostrado, y por su siguiente temporada, que dejaba a los Knicks de nuevo fuera de post-temporada.
La llegada de Jalen Brunson termina por construir la base de un proyecto, por fin, prometedor en Nueva York. Su llegada al equipo fue muy criticada, especialmente por periodistas/opinadores ajenos al día a día y/o interés de los Knicks. “Sobrepagado”, “de nuevo los mismos errores en la FA”, fueron varios de los argumentos más escuchados en aquellos primeros días de Agencia Libre.
Brunson diluyó cualquier atisbo de dudas en apenas un par de semanas. Su incorporación subió automáticamente el techo competitivo del equipo de manera indudable. Con una madurez impropia de un jugador de 26 años, pero que no sorprende a cualquiera que haya seguido los años universitarios en Villanova y en los Mavericks, Jalen es la definición perfecta de líder. Un jugador con un carácter que le hace único y una competitividad a la altura de los más veteranos.
Tras una temporada en la que ha despejado cualquier tipo de dudas del jugador que es. Llegando a estar al nivel de las estrellas más top de la liga, y rozando una presencia en el All Star, los Knicks, por fin, afrontan un futuro a corto-medio plazo con un patrón claro a seguir: construir alrededor de Brunson, sin tener por qué ser él la estrella del equipo.
La primera campaña de Jalen Brunson como ‘Knick’ numéricamente se ha traducido en 24 puntos, 3,5 rebotes y 6,2 asistencias. Tirando por encima del 29% en FG y 41,6% en triples. Llegando a su ‘peak’ de rendimiento en los dos primeros meses de 2023, donde llegó a liderar la liga en anotación en varias ocasiones y terminó con unos promedios de 28,2 puntos, 5,6 rebotes y 4,2 asistencias, rozando el 50% en FG y el 44% en triples.
Pero su impacto e importancia va mucho más allá de lo numérico. Los Knicks han encontrado en él al base que llevaban más de 25 temporadas anhelando. Durante todo este tiempo los Knicks han ‘disfrutado’ de guards al mendo de las operaciones del equipo de nombres como Toney Douglas, un Baron Davis cerca de su retirada, Mike Bibby, Jason Kidd con 40 años, Pablo Prigioni como rookie más mayor de la historia, Beno Udrih, un Shane Larkin muy joven, Alexey Shved, Langston Galloway, un desconocido Jerian Grant, Derrick Rose, Brandon Jennings, un escritor de novelas infantiles como Ron Baker, Jarrett Jack, Ramon Sessions, Emmanuel Mudiay rescatado de la liga china, Trey Burke como el Iverson de la G League, un pick #8 como Frank Ntilikina, Dennis Smith Jr., y el fatídico Elfrid Payton.
Además, su llegada ha mejorado a los jugadores de su alrededor. El más evidente, Julius Randle, un jugador que durante la última campaña había tenido muchísimos problemas a la hora de ser productivo y eficiente en situaciones de ISO y en el clutch. Un Randle que a cuento más protagonismo tenia, en ocasiones era perjudicial para el rendimiento y generación de juego para el resto de compañeros. Con la llegada de Brunson, Randle se ha visto descargado de balón y sin la necesidad de tener que ser él quien coja las riendas del equipo en momentos importantes.
Immanuel Quickley también ha visto potenciado su rendimiento al lado de un jugador como Jalen, con el que incluso ha llegado a compartir pista en muchos momentos, hasta el punto de ser el escolta que cierra los partidos. Segundo en el premio de Sexto Hombre del Año y su mejor temporada como profesional hasta la fecha.
Grimes también encaja mucho mejor en su rol de catch and shooter al tener a un jugador que le genera tantos espacios como Brunson.
El propio Mitchell Robinson ha justificado, al menos si analizamos su rendimiento baloncestístico, su nuevo contrato. Aunque las lesiones le han vuelto a lastrar mucho imposibilitándole, una temporada más, jugar más del 70% de los partidos.
Los New York Knicks, y tras más de 25 temporadas, por fin han encontrado al base que tanto tiempo llevaban buscando. Jalen Brunson ha llegado para salvar a la franquicia.