No tenemos constancia real de lo que influyen nuestros años adolescentes en lo que nos convertimos de adultos. Todas esas experiencias nos ayudan a cambiar si es necesario, pero también nos advierten de ciertos comportamientos que se pueden magnificar en el futuro. Son un aviso, una premonición. Para Jason Williams fue un calvario y un alivio. Él fue un niño que nunca quiso hacerse hombre.
Todos conocemos a Jason Chandler Williams, nacido en Belle, West Virginia, en 1975. Recordamos sus pases imposibles en Sacramento, su pareja demoledora y desentendida con Pau Gasol en Memphis, su madurez tardía en Miami e incluso, alguno se acuerde de que fue base suplente de Jameer Nelson en unos Orlando Magic favoritos al título.
Incluso más de diez años desde su retirada, la NBA sigue martilleándonos con videos suyos, sobre todo en Noviembre (su cumpleaños) y en verano (para matar el tiempo). Son highlights que siempre pasan con nota el test del tiempo porque nunca nadie ha vuelto a hacer lo que él hacía tan a menudo desde entonces. Es más, nadie lo ha hecho. Punto.
Pero hoy no vamos a hablar de su carrera y su incomprensión como jugador de baloncesto (eso sería otro artículo). Hoy vamos a conocer al Jason Williams adolescente, con sus miedos y sueños. Y como, tras intentar varias veces suicidar su futuro baloncestístico, hubo gente que acudió a su rescate. Una y otra vez.
Talento innato, reclutamiento escaso
Belle es una ciudad pequeña y montañosa del estado de West Virginia. Casualidades de la vida, dos grandes deportistas se forjaron ahí durante el mismo periodo de tiempo. Jason Williams y Randy Moss compartieron equipo de baloncesto durante 4 años y el de futbol americano durante un par de lustros. Consiguieron llevar al desconocido Dupont High School a la final estatal de 1994. Jason Williams promedio 18 puntos y 10 asistencias durante esa temporada y fue elegido mejor jugador del estado. Aun así, no fue reclutado numerosamente por grandes universidades.
Jason Williams High School Highlights en la final del estado de West Virginia en 1994
Aquí es donde aparece el otro gran nombre de esta historia, Billy Donovan. El joven exjugador de Providence, con una carrera fugaz en la NBA, era por aquel entonces asistente de Rick Pitino en los Wildcats de Kentucky y uno de sus principales reclutadores. Billy Donovan se quedó prendado de Jason Williams tras verle jugar en directo. No solo fue su rapidez y manejo de balón lo que llamó su atención, también su facilidad para encontrar a sus compañeros utilizando una variedad de pases nunca vista a esos niveles. Había trabajo que hacer con Jason, pero merecía la pena el riesgo. Desafortunadamente o no, Rick Pitino no estaba para riesgos en aquella época. Sus Wildcats tenían que ganar pronto.
Jason fue principalmente reclutado por Virginia Tech, Providence y St.John’s. El joven chaval de la pequeña Belle tenía, de inicio, predisposición por los Red Storm. Tras un viaje en coche de visita al campus de Providence, y tras parar en Nueva York, Terry Williams, padre de Jason, se convenció de que no iba a permitir a su ‘inestable’ chaval irse a la gran manzana. Muchas tentaciones para su hijo, que ya por aquel entonces le gustaba juntarse con gente de dudosa reputación.
Al final se comprometió con Providence y firmó la carta de intención. Rick Barnes, por aquel entonces entrenador de los Friars, le había prometido al joven jugador un entorno estable donde su juego impredecible y vistoso pudiese desarrollarse. Tras solamente unas semanas comprometido, Rick Barnes anuncio que empaquetaba las maletas para irse a Clemson. De repente, Providence no tenía entrenador y Jason, al que le cuesta fiarse de lo desconocido, no se fío de lo que le esperaba en Providence.
Un soporte donde agarrarse
Por razones anónimas, probablemente ligadas a la disputa familiar entre padre e hijo, Jason se apuntó a la academia militar de Fork Union donde duro solamente un puñado de días. La verdad es que es difícil imaginar un entorno más en las antípodas de lo que era y es Jason Williams. Terry Williams opto por la disciplina y le salió el tiro por la culata. Como siempre se dice, todo pasa por una razón, en este caso la razón vuelve a llevarnos a Billy Donovan.
Billy ‘The Kid’ obtuvo su primer puesto como entrenador jefe en la NCAA ese verano. Se iba a hacer cargo de Marshall University, equipo que jugaba en la Southern Conference. Marshall se encuentra en el estado de West Virginia y Billy Donovan aprovecho la confusión del clan Williams para tratar de llevárselo. No fue difícil convencerle. Aunque antes Jason iba a tener que concentrarse en una de las tareas que más odiaba.
“Odio estudiar, lo admito” declaró varias veces Jason Williams. Ciertas fuentes periodísticas llegaron a insinuar que Jason sufría un trastorno por déficit de atención que no le permitía concentrarse durante largos periodos de tiempo y que le afectaba especialmente en los estudios. La única realidad certera que conocemos es que Jason Williams no quería estudiar. De hecho, tuvo que pasar bastante más tiempo del necesario estudiando simplemente para pasar con una nota mínima los exámenes que le permitirían jugar al baloncesto.
Como su compromiso con Marshall era a efectos legales un transfer, Jason se tuvo que pasar un año en blanco. Cuando en la temporada 95/96 por fin consiguió saltar a las canchas, se hizo con el puesto de base titular sin problema promediando 13 puntos y 6 asistencias. Fue nombrado Freshman del año en la SoCon pero la montaña rusa que estaba viviendo el joven jugador todavía tendría más obstáculos que superar. Billy Donovan, en tan solo dos temporadas, ya se había erigido como uno de los grandes entrenadores jóvenes de la liga y la universidad de Florida llamo a su puerta con promesas de poder y dinero.
Esquivando balas
El primer impulso de Jason era irse con su entrenador a Florida, aunque eso supusiese otro año en blanco. Billy Donovan llegó a confesar al padre de Jason que tal vez lo mejor sería proporcionar una estabilidad al joven jugador quedándose en Marshall y no perdiendo un año más de baloncesto con otro transfer. Billy quería a Jason, pero tenía miedo de que Jason no pudiese esperar una temporada en blanco. Al final, el jugador decidió y Jason Williams se convirtió en un Gator en el verano de 1996. Jason entrenó con los Gators durante la temporada 96/97 y demostró que era el mejor jugador del equipo. Desafortunadamente tendríamos que esperar para ver esa supuesta evolución en las canchas de la SEC.
Los miedos de Billy Donovan se confirmaron en febrero de 1997. Jason Williams tuvo serios problemas para pasar los exámenes y con la ansiedad creciente de no poder jugar en partidos oficiales, tomó la decisión unilateral de dejar la universidad. El joven Jason volvió durante una semana a Belle con su familia. “Le dije que su futuro en Belle iba a ser trabajar en un 7Eleven. No me podía creer que quisiese tirar todo su futuro por la borda» comentó su difunto padre, Terry Williams. Tras un par de semanas en casa y sin haber perdido el contacto con Billy Donovan, Jason Williams fue readmitido en Florida. Había esquivado otra bala, otra vez disparada por él mismo.
Tras un verano duro de estudios, por fin consiguió las calificaciones necesarias para estar disponible la siguiente temporada al mando de Billy Donovan. Lo que vimos durante 3 meses de competición fue un Jason Williams más rápido, más certero en el tiro e incluso, con un ápice de espectacularidad todavía mayor. A día de hoy mantiene el record de asistencias en un partido en la historia de Florida con 17 frente a Duquesne en un partido a finales de 1997. Toda esa evolución como jugador de baloncesto no se vio replicada en una maduración a nivel personal.
En un partido frente a Arkansas que Florida iba perdiendo, Jason Williams fue sancionado por quejarse del esfuerzo de sus compañeros y no participar en el huddle conjunto del equipo. Después vino la exhibición en el Rupp Arena donde Florida venció a Kentucky, los a posteriori campeones nacionales, con una actuación estelar de JWill (24 puntos). Como era de esperar, después de cada subida venia una bajada, y esta vez fue una que casi se llevó por delante la carrera del futuro Chocolate Blanco.
Jason Williams destrozando a Kentucky en su cancha.
Billy al rescate
Billy Donovan llevaba meses advirtiendo a los scouts de la NBA que tenía una joya entre manos. Una joya que había sido expuesta poco al sol, pero que cuanto más lo hacía, más brillaba. Todo ese esfuerzo casi se ve malgastado tras el doble positivo por marihuana de Jason Williams en la última semana de febrero de 1998. Solamente cuatro meses antes del Draft y una semana después de la majestuosa actuación frente a Kentucky. Jason Williams fue apartado del equipo y no volvió a jugar nunca más en Florida.
En condiciones normales, ese sería el final de Jason Williams como jugador de baloncesto. Pero Billy Donovan nunca dejó a su discípulo de lado. Fue Donovan el que siguió ‘vendiendo’ a Jason a los scouts de la NBA. Por supuesto, las reglas hay que respetarlas y Jason estaba fuera del equipo. Pero Billy tenía un speech de venta muy atrayente para la liga profesional. “El chico vive por y para el baloncesto. No le gusta estudiar y ha cometido errores que tiene que subsanar, pero su único objetivo en la vida es ser jugador de baloncesto”. Jason le prometió dedicación total a cambio de una oportunidad. Otra más.
Entre esas palabras de Donovan más el estilo irreverente de su juego y el magnífico estado de forma con el que participo en los workouts previos al Draft, Jason Williams se ganó una reputación. Fue elegido con el número 7 del Draft de 1998 por los Sacramento Kings. El resto es otra historia, pero siempre con un mismo denominador común: Jason Williams nunca quiso crecer. Si lo pensamos bien, tal vez nosotros le disfrutamos más de esa manera.