JIMMY BUTLER NO NACIÓ PARA ESTO

Empoderamiento jugador NBA
Empoderamiento jugador NBA

En teoría, el deporte de más alto nivel está liderado por auténticos prodigios. Talentos sobrenaturales a los que a la gente les encanta observar, idealizar y admirar.

Como si de verdaderos superhéroes se tratase, les atribuimos cualidades sobrenaturales, casi divinas, por ser capaces, ya no solo de hacer cosas que nosotros no podríamos ni soñar, sino de elevarse también por encima de otro atletas de élite. En estas historias casi de cuento una de las asunciones suele ser que estas personas han sido dotadas para hacer grandes cosas desde que nacen. Elegidos para ser especiales y hacer lo que nadie más puede hacer. Por eso nos gustan, porque nos permiten soñar despiertos. Pero son eso, elegidos, gente especial que destaca sobre los demás desde el inicio hasta el final rozando la perfección, allá donde el talento y el esfuerzo te pueden acercar pero nunca alcanzar. Haciendo parecer fácil lo difícil.

Me he preguntado muchas veces porque hay tanta gente a la que le cuesta incluir a Jimmy Butler en la categoría de superestrella. No sé si seré capaz de aportar algo de luz sobre este tema pero lo voy a intentar.

Siguiendo con el hilo, normalmente las superestrellas de la NBA y de cualquier deporte destacan ya desde pequeños, desde que son niños. Sobresaliendo entre sus iguales, pudiendo observar de manera palpable, para incluso la gente que no experta, un talento precoz. Y ese talento suele traer acompañado un ascenso meteórico. En el deporte americano, los mejores programas universitarios se pelean por ellos, y posteriormente, son las franquicias en el draft.  Una vez escogidos, les dan las llaves de la franquicia y les hacen sentir únicos, dándoles todo lo que desean para que ellos puedan llevarles a la gloria. A todo esto, se le une la fama y los grandes contratos publicitarios.


Lo que está claro es que el caso de Jimmy Butler no es el de una superestrella al uso. Abandonado a los 13 años, no fue un jugador que destacase en el instituto, no fue un gran prospect universitario ni fue a un gran programa universitario. Fue escogido en el número 30 del draft de la NBA por los Chicago Bulls, el último de la primera ronda. En su primera temporada en Chicago ni siquiera llego a ser titular. Llegó a temer por poder quedarse fuera de la liga. ¿No parece el mejor comienzo verdad?


En esta historia no hay un ascenso meteórico, eso es lo que hace verdaderamente especial la historia de Jimmy Butler, una constante superación, una huida del camino lógico, de su propio destino. . En los Chicago Bulls rompió el primer molde, nadie contaba con él, llegando a jugar tan solo 42 partidos de liga regular en su año rookie y no llegando a ser titular, pero luchó para hacerse un hueco en la liga hasta el punto de ser uno de los jugadores más importantes de la franquicia de la Ciudad del Viento, incluyendo una nominación al segundo equipo All NBA Defense en la 2013-14, dos nominaciones al All Star de 2016 y 2017 y el Premio al Jugador Más Mejorado en 2015, siendo el primer jugador de la historia de la franquicia en conseguirlo.

Nadie contaba con él, pero superó las expectativas que había sobre su figura. De acabar aquí su historia ya sería algo remarcable, pasar de venir de la nada a ser la imagen de la franquicia y jugar en el partido de las estrellas, sería increíble para cualquiera, pero no para Jimmy.

En 2017, llega la deriva del proyecto de Chicago con una última etapa en la que coincide con Dwyane Wade, quién tendría una gran influencia sobre él y uno de los episodios que marca la fractura del vestuario es cuando ambos cuestionan el deseo de ganar de los más jóvenes de la franquicia. Aquella situación era insostenible, y tras acabar aquella temporada cayendo frente a Boston Celtics en primera ronda, se produce el primer traspaso un 22 de junio de 2017 llevando a Jimmy Butler a los Minnesota Timberwolves. Mucha gente se enfadó con él y lo señalo como mal líder.

Jimmy ya había superado la etapa de jugador residual y ya era un jugador respetado en la liga,  labrándose la imagen de guerrero, luchador, gran defensor y capaz de conseguir canastas a base de garra pero la palabra talento nunca iba en la misma frase.

En Minneapolis se encontraba un escenario muy diferente al que dejó en Illinois, un proyecto que llevaba años vagando por el desierto y que tras tantos fracasos tenía esperanzas centradas en su gran estrella, el número 1 del draft de 2015, Karl Anthony Towns y a su estrella emergente, Andrew Wiggins. Jimmy era un gran refuerzo, sí, pero a diferencia de su anterior etapa, no venía a ser la cara de la franquicia, sino en calidad de acompañante para potenciar a las dos estrellas y dar un paso adelante como proyecto. Lejos de sentir que era un paso atrás, Jimmy aceptó de buen grado su rol, sin importar su pérdida de protagonismo, centrado en conseguir sacar lo mejor de aquellos jóvenes Wolves. El compromiso de Jimmy Butler con llegar lo más lejos posible fue tal, que renuncio a ser All Star en 2018 para poder descansar y enfocarse en la temporada. Tras 13 años sin oler la postemporada, Minnesota consiguió jugar sus primeros playoffs de la mano de Jimmy Butler y como en Chicago, hasta este año, tras la salida de Butler no han vuelto a saborear los Playoffs, saliendo ambas franquicias en primera ronda.  Allí todo el mundo estaba feliz, todo el mundo salvo Jimmy.

Similar a lo sucedido en Illinois, no le importaban las expectativas de los demás, mirando ese plantel, Jimmy sentía que los jugadores talentosos del equipo no deseaban ganar lo suficiente.

La mentalidad de Jimmy Butler es ganar, no le importa lo que digan los demás, ni las expectativas de los analistas, ni si quiera de sus compañeros o técnicos. Jimmy quiere ganar, para debes ser la mejor versión de ti mismo, la mediocridad no es tolerable.

Fue muy claro con los Wolves durante todo el verano, para Jimmy no desear la victoria lo suficiente era algo irreparable. Quería salir.  Tras volver a unirse al equipo en el training camp se produce una de las escenas que le ha acompañado durante tantos años, ese famoso entrenamiento retando a Towns, Wiggins y demás jugadores a ganarle jugando con los suplentes. Siendo emocional, sacando la rabia que lleva dentro, buscando una respuesta y siendo mejor que ellos sin tener sus cualidades. Un instante después frente a los micrófonos de ESPN, sin esconderse, afirmó que era verdad que eso hubiese sucedido. Y añadió algo que habla de lo que podría ser una definición propia de sí mismo. Según Jimmy, él no era el más talentoso, lo era Towns. No era el más atlético, lo era Wiggins. Los Wolves decidieron tratar de negar lo sucedido y hacer invisibles las plegarias de Jimmy Butler, por lo que finalmente este último se declaró en rebeldía tratando de herir en el orgullo a los propios Wolves para revertir esa situación.

Butler se unía un proyecto aspirante a todo. Otra vez con dos superestrellas jóvenes. Una fuerza dominante como Joel Embiid, y un talento a desarrollar como Ben Simmons. Jimmy estaba feliz, lo dijo innumerables veces en su primera rueda de prensa, solo quería ganar. En sus dos primeros partidos anotó dos Game Winners demostrando lo cómodo que se sentía. Hizo todo lo que pudo para poner a su equipo en la mejor posición para ganar el anillo pero ese triple de Kawhi esfumó su sueño y el de Philadelphia. Desde ese día, la franquicia de Pennsylvania no ha vuelto a asomarse a tener una oportunidad como esa de pelear por el anillo.

Jimmy por primera vez era agente libre ese año. Pese a que toda la franquicia estaba satisfecha con el resultado, para Jimmy algo se había roto. Similar a lo sucedido con Wiggins, Jimmy Butler había estado señalando que Ben Simmons tenía que dar un paso adelante. Ambos prodigios físicos, con a priori, más talento que Jimmy pero sin su pasión ni corazón.


Lejos de quedarse quieto, de asumir la realidad que los GM de la NBA le habían colocado como acompañante de dos estrellas, Jimmy decide dar un paso que desató una catarata de críticas.

Nadie creyó en Jimmy Butler, menos Jimmy Butler. Cansado de depender de que la estrella del proyecto quisiese ganar tanto como él, quiso ser la estrella de un proyecto. Lejos de apostar por un proyecto con alguno de esos talentos, apostó por sí mismo eligiendo ir a Miami HEAT.

Una vez más, Jimmy Butler estaba rompiendo una pared, y eso a mucha gente le incomoda. Somos seres racionales, necesitamos que nos encajen las cosas, poder explicarlas y predecirlas. Como si se tratase del peso de la propia gravedad. Como si hubiese un destino que tuviese que poner en su lugar a cada uno. El peso del destino debería colocar a los talentosos como estrellas, y a los demás jugadores como hombres de rol o a lo sumo como segundas o terceras espadas. Y cuándo alguien se sale de ese rol, todo el mundo conspira en secreto para que ocupes tu lugar y llegar a lo que conocemos como “normal”.

Jimmy Butler no tenía historia ni recorrido de estrella y por ello debía fracasar. A la gente le gusta que ganen los buenos, aquellos que hacen lo que los demás no. Jimmy Butler no encajaba en ese perfil y el roster de Miami Heat definitivamente tampoco. No eran los mejores, ni los más talentosos pero abrazaron la filosofía de Jimmy Butler, allí no importaba si eras el mejor, pero tenías que ser el que más desease ganar.

Aterrizó en la capital del sol, Miami,  huérfana y acostumbrada a la grandeza reciente, afrontando su primera temporada sin su hijo prodigo Dwyane Wade.

Señalado como mal compañero, mal líder y responsable de haber hecho un movimiento de perdedor eligiendo un equipo con peor récord, Pat Riley supo ver lo que los demás no. Ahí donde los otros equipos y la prensa veían un jugador conflictivo, Pat Riley veía un ganador, donde los demás vieron un mal líder, el veía Cultura.

La franquicia estaba en un mal momento, fuera de los Playoffs, sin jugador franquicia y sin el jugador que los había puesto en el mapa, Miami afrontaba una crisis emocional y deportiva.

Jimmy Butler no tardó nada en ganarse a la ciudad y conseguir olvidar ese sentimiento de orfandad por Flash, al sentarse en Domino Park con su camisa, su puro y sus pantalones cortos, dispuesto a jugar con los cubanos que habitan en Little Habana. Se ganó el corazón del sur de Florida y aún no había comenzado a jugar.

A pesar de las burlas y los memes, tardó poco en demostrar a todos aquellos que se reían y criticaban su decisión de ir a un equipo a priori peor que Philadelphia que se equivocaban.

La prensa y la opinión no esperaban nada de Jimmy Butler ni de aquellos HEAT que no eran más que un grupo de jugadores del que apenas habían oído hablar. Pero a Jimmy y a su equipo no les pudo importar menos las expectativas de los demás. Una vez más, no le pudo importar menos.

Y como siempre, a todo lo que se escapa de la lógica racional del mundo de las estrellas de la NBA tuvieron que ver como no se les tomaba en serio para ganar el campeonato. En la burbuja sorprendieron al mundo, incluso al que no quería verlo. Fueron venciendo a equipos en teoría mejores que ellos, a estrellas, en teoría mejor que Jimmy hasta plantarse en la Final. Con la lesión de Dragic y Adebayo todo el mundo daba por concluida la serie. Todo el mundo menos Jimmy Butler, quien una vez más golpeó su techo hasta romperlo por encima de lo que incluso los mayores fans de Jimmy Butler hubiesen podido imaginar. En el Game 3 de las Finales, con 2-0 en contra, registró un triple doble de 40 puntos, 13 asistencias y 11 rebotes, uniéndose a Lebron James en 2015 y Jerry West en 1969 con esos números en las Finales.  En el Game 5, Jimmy Butler se convirtió en el primer jugador de la historia en registrar 35 puntos, 12 rebotes, 11 asistencias y 5 robos en un partido de las finales y el segundo en hacerlo en toda la historia de los Playoffs tras Gary Payton en el 2000. Segundo jugador en conseguir varios triples dobles de 30 en las finales tras Lebron, Magic Johnson, Larry Bird, Wilt Chamberlain y Draymond Green. Se unió a Lebron James en 2016 como único jugador en liderar a su equipo en puntos rebotes, asistencias, robos y tapones en una serie de Playoffs. Primer jugador en superar a Lebron James en puntos, asistencias y rebotes en sus 9 Finales jugadas.

Esto decía Jimmy Butler tras firmar una actuación legendaria en el Game 3:

Los maltrechos y sorprendentes HEAT perdieron en 6 partidos con Jimmy Butler firmando una de las mejores actuaciones históricas individuales de la historia de la NBA.

¿Sería suficiente para que, tras las innumerables críticas recibidas, se respetase a Jimmy y a su nueva realidad como estrella de la NBA?

La respuesta es no. Uno debe explicarse como alguien que no está ni estuvo destinado a llegar hasta ahí había podido hacer algo que escapaba tanto a la lógica. Y ahí se instauró la narrativa de las condiciones “especiales” de la burbuja. De nada sirvió toda la temporada  2019-20, ni que todos estuviesen en las mismas condiciones en Orlando. El mundo cerraba los ojos ante Jimmy Butler.

Al año siguiente, con tan solo una semana de descanso entre temporada y temporada, el equipo se mostró fundido físicamente. Todos menos Jimmy Butler, que una vez más escapó contra la lógica, manteniendo él solo a un equipo castigado físicamente hasta el punto de crearse la campaña Ji-MVP. Jimmy lo tuvo que dar todo, hasta que finalmente el peso de las piernas, la falta de oxígeno de una offseason tanto muscular como mental acabaron por tumbar a los HEAT a las primeras de cambio para regocijo de todos aquellos que achacaron a la burbuja el “milagro” que no podían explicarse.

Con un verano de por medio y tiempo para recuperarse volvía el mismo equipo de la burbuja con algunos retoques. Otra vez frente a la misma realidad. Nuevamente infravalorados. Y sobre todo por no confiar en Jimmy Butler como figura principal de equipo de anillo. Lejos de aceptar el hipotético cuarto puesto del Este que vaticinaban la mayoría de las apuestas, una vez más Jimmy Butler y sus Miami HEAT demostrarían que poco pesaban las expectativas que los demás vertían sobre ellos.  Hasta ser el mejor equipo del Este en temporada regular. Pero a pesar de eso seguían sin ser favoritos. Daba igual lo que hiciesen, daba igual lo que hiciese. Nunca sería suficiente, Jimmy Butler no era la estrella al uso de un equipo campeón. No podía ser.

En estos Playoffs, Jimmy Butler ha sido el mayor anotador con actuaciones que pasaran a la historia, no solo de la franquicia de la propia NBA. Ante la adversidad, las narrativas, el destino, su estado físico, Jimmy Butler siempre ha estado por encima de todo eso. Poco le importó todo eso y prácticamente estar sin rodilla para firmar una de las mejores actuaciones de la historia en un el sexto partido en el Garden con la temporada en juego con 47 puntos Su máxima de su carrera, en ese escenario, como si de un profeta se tratase llevando a su equipo el solo en sus hombros.

Segunda máxima anotación histórica en Playoffs en un Game 6 y 7 tras Allen Vieron. Ambos en Elimination Games.


¿Cuántas superestrellas al “uso” conocéis que hayan conseguido lo que Jimmy ha hecho individual o colectivamente en esas alturas?

Parece que haga lo que haga el debate le va a perseguir, y el problema, no es él, sino nosotros, incapaces de aceptar como un jugador que no estaba hecho para esto creyó en sí mismo, una y otra vez, una y otra vez hasta dejar el techo que le habíamos puesto tan lejos que hace casi imposible seguir pensando que Jimmy Butler no es una superestrella.

Para tratar de explicar a nuestra cabeza como es posible, siempre se le asocia con garra, trabajo, esfuerzo. Minimizando su talento, el talento que había dentro de él y que ha conseguido pulir como pocas personas y pocos talentos en el mundo del deporte y fuera de él. Jimmy Butler nunca tuvo el talento de Michael Jordan, pero si su mentalidad. La del deseo de ganar por encima de cualquier cosa, a cualquier precio.

El anillo le ha vuelto a esquivar, pero en Miami no existe más que idolatría por Jimmy Butler. Un jugador que parece hacer cosas parece que tú podrías hacer. Pero que solo él es capaz de hacer. Ni el segundo mayor creyente en Jimmy Butler pudo imaginar que llegaría a ser tan bueno, pero lo es, porque nadie cree más en Jimmy Butler, que Jimmy Butler.

Después de haber visto sus Playoffs y leer este artículo puedes pensar lo que consideres, pero te puedo aseguro que bien sea que pienses que es una superestrella o no, a Jimmy Butler no le importa.

La historia de Jimmy Butler, es una historia de superación e inspiración en el que él mismo se hizo un hueco en el mundo de los superdotados del deporte. Las franquicias, la prensa y los aficionados,  sus compañeros e incluso sus padres no creyeron en él.

Nunca dejes que nadie te diga cuál es tu techo. Jimmy Butler.

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