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Jugadores NBA fuera USA

EMIGRAR: UNA SEGUNDA OPORTUNIDAD

Cualquier niño con una pelota de baloncesto en sus manos sueña con jugar en la NBA. Emular a sus grandes ídolos, repetir sus hazañas, esas canastas imposibles que aparecen a diario en los “highlights” que ven una y otra vez en las redes sociales. Saltar a esas canchas abarrotadas de aficionados que les animan, vivir ese ambiente, ver con orgullo sus nombres estampados en la camiseta del equipo que ahora siguen y apoyan con todo el corazón… Sueños imposibles para la mayoría de los mortales, pero que en unos pocos casos consiguen hacerse realidad. A todos nos encanta leer esos modernos cuentos de hadas con final de feliz… que por desgracia son la rara excepción a la norma.

Cada año, un mínimo de 60 nuevos chavales aspiran a convertirse en  jugadores de la NBA, lo que supone que otros tantos deben salir para dejarles hueco. La competencia es feroz y solamente los mejores lo lograrán. Aunque muchos lo intenten, no todos alcanzan su objetivo, por motivos muy diferentes. Algunos de ellos por una cuestión física, en una liga en la que cada vez se busca más jugadores con un determinado perfil y polivalencia en la cancha. Otros porque el contexto en el que recaen no les es favorable, con un entrenador que no da oportunidades ni confianza a los recién llegados o con una plantilla ya plagada de jugadores asentados en la liga y con contrato en vigor. Y otros, simplemente, porque no tienen la suficiente calidad para competir en la NBA.

Pero eso no quiere decir que no sean lo bastante buenos como para poder buscar un futuro profesional que les permita vivir del baloncesto. La primera opción para la mayoría de ellos es la G-League, donde se incorporan a la disciplina del equipo asociado que les ha seleccionado con intención de ver su desarrollo. Tenemos muchos casos de jugadores que han alternado entre ese equipo y el de la NBA y que, finalmente, han logrado establecerse en la primera plantilla. Pero cuando esta opción también se agota, hay que buscar salida en otras ligas del mundo. Algo que se ha repetido mucho durante este verano, en el que la emigración de antiguas estrellas del baloncesto universitario ha sido masiva. Repasemos algunos de los casos más destacados:

  • Markus Howard: la estrella de Marquette, que promedió más de 27 puntos por partido en su última temporada universitaria, busca relanzar su carrera en Baskonia, tras un fugaz paso por la NBA donde apenas tuvo oportunidades en los Denver Nuggets.
  • Kyle Guy: campeón universitario con Virginia en 2019, titular indiscutible en aquel memorable equipo, aterriza en Badalona tras un breve paso por los Sacramento Kings.
  • Carsen Edwards: seleccionado en el draft por los Boston Celtics, apenas ha gozado de minutos en ese equipo, a pesar de destacar en su filial de la G-League. El Fenerbahce turco ha apostado por esta máquina de anotar puntos que aspira a ser una de las sensaciones de Europa.
  • Ignas Brazdeikis: tras una sola temporada en Michigan, el lituano decidió presentarse al draft, siendo seleccionado por los New York Knicks. Tras dejar buenas actuaciones en la G-League, probó en varios equipos de la NBA, sin lograr asentarse en ninguno. Ahora vuelve a su país para jugar en el Zalgiris Kaunas.
  • Myles Powell: otro anotador compulsivo que se ha visto limitado por su físico. En su caso, apuesta por marcharse a la liga china, donde intentará convertirse en uno de los máximos anotadores de la competición.
  • Cassius Winston: base de corte clásico que no tuvo apenas oportunidades en los Washington Wizards. Se marcha a la liga alemana, concretamente al Bayern de Munich, equipo que aspira a convertirse en una amenaza seria en Europa.
  • Semi Ojeleye: el ala-pívot estadounidense de 27 años, de origen nigeriano, desembarca en Europa tras haber desarrollado toda su trayectoria en Estados Unidos. La Virtus de Bolonia es su nuevo destino.
  • David McCormack: tras proclamarse campeón de la NCAA esta temporada y disputar la pasada “Summer League”, ha aprovechado la oportunidad que se le ha ofrecido de la liga turca para tratar de convertirse en uno de los interiores de referencia del continente.
  • Aaron Henry: el Metropolitans 92 de la liga francesa ha apostado por el ex jugador de Michigan State, que apenas tuvo oportunidades en los Philadelphia Sixers, equipo que le drafteó.
  • Moses Wright: tras pelear por un puesto fijo en la plantilla de los Dallas Mavericks, el jugador ha decidido emigrar a la liga china, concretamente a los Zhejiang Golden Bulls.
  • Brady Manek: la liga australiana es otra opción muy apetecible para algunos jugadores, como ha sido el caso del ex jugador de Oklahoma y North Carolina, quien militará en el Perth Wildcats la próxima temporada.
  • Yves Pons: el francés, tras realizar toda su carrera universitaria en Tennessee y probar suerte en los Memphis Grizzlies de la NBA, vuelve a su país para disputar la Euroliga con el ASVEL Villeurbanne.
  • Petr Cornelie: otro francés que se viene a Europa, en este caso al Real Madrid. La pasada temporada jugó 13 partidos con los Denver Nuggets, pero ahora espera ser importante en un equipo que aspira a coronarse como rey de Europa.
  • Freddie Gillespie: el pívot, ex de Baylor, formará una interesante pareja con Cassius Winston en el Bayern de Munich.

Estos son algunos casos, pero no todos. Seguro que algunos de ellos buscan destacar en estas ligas con intención de relanzar sus carreras, llamar la atención de nuevo de algunos ojeadores de la NBA y buscar una nueva oportunidad en el futuro. Otros quizá prefieran destacar aquí y guiar a sus equipos a éxitos deportivos colectivos, de tal manera que logren una larga y fructífera carrera fuera de la NBA. Y otros tendrán que conformarse con el papel de temporeros, viajando por varios países y peleando por un nuevo contrato cada año. Para todos ellos… ¡mucha suerte!

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