KILL CAL Vol. I

Recuperar los anillos olvidados. Massiveball. NBA en español. Podcast NBA.
Campeones que ya peinan demasiadas canas

   Hay deportes que “casualmente” son menos propensos al escándalo que otros. Poco importa saltarse a la torera las leyes del fair play financiero, el contacto estrecho con jugadores que tienen contrato en vigor etc. Es más, todo ello sucede de manera natural con el consentimiento cómplice de los organismos superiores. No hay escándalos, tampoco sanciones, nadie pierde su reputación y no hay títulos desiertos. El tema del dinero tampoco supone un problema; primas de fichaje, gastos de representación y más comisiones que un banco… todo vale mientras Hacienda no meta las narices. En lo que se refiere a las celebraciones, a nadie le importa cómo ni con cuantas.

Mientras tanto, algunos asisten con lupa y colmillo afilado a los últimos movimientos en la NCAA con la ambición sensacionalista de colocar en la diana al obstinado y repeinado John Calipari.

Shaedon Sharpe, recluta número 1 de la clase 2022 acaba de comprometerse con Kentucky. Los Wildcats ya contaban con el compromiso de otro recluta cinco estrellas y número 2 de su promoción: Skyy Clark. La maquinaria de Calipari, lejos de detenerse pretende añadir al programa hasta 4 jugadores más del máximo nivel, que podrían anunciar sus intenciones en los próximos días/meses. Me refiero a Nick Smith, Cason Wallace, Chris Livingston y Adem Bona. Si nos atenemos a los casos confirmados (Sharpe y Clark) Kentucky es el octavo programa con mejor reclutamiento de cara a la próxima temporada, un ranking que encabezan Ohio State, Kansas y Duke, pero si se da el mejor de sus escenarios posibles, coparán la primera plaza consiguiendo reunir una de las mejores clases de su historia.

   Kentucky es la segunda universidad que más presupuesto destina a su programa de baloncesto masculino, un 44,4 % (unos 13.1 millones de dólares). De ese montante, algo más de 8 kilos se destinan a pagar el sueldo del entrenador jefe. El resto de la partida se invierte en lo mismo que cualquier otro club: viajes, infraestructuras e instalaciones, resto del staff técnico y personal de apoyo a estudiantes-atletas.

¿En que se traduce esto? Con y sin Calipari, Kentucky es la universidad con mas elecciones en primera ronda del draft de todos los tiempos (54).

   En el año 2005 la NBA instauró una norma según la cuál era necesario que los jóvenes pasaran al menos una temporada en la universidad antes de poder presentarse al draft.

   Desde la llegada de Calipari a Kentucky en 2009 el programa no ha destacado en el desarrollo de jugadores a largo plazo y por ejemplo en la temporada 2017-2018 no encontramos ni un solo senior en su roster. Coach Cal tiene un estilo de juego que convence a muchas promesas de high-school por considerar que será el mejor escaparate para atraer las miradas de los scouts de las franquicias NBA.

   Ni siquiera es estrictamente necesario que el equipo funcione bien durante la temporada para que 3 o 4 freshman salgan rumbo a la liga profesional. Algunos demuestran no solo estar preparados si no que al aterrizar llegan a su hábitat natural (Adebayo, Keldon Johnson, DeAaron Fox, Devin Booker, Shai o Jamal Murray). Otros no tanto, como Michael Kidd-Gilchrist, Kevin Knox, Brandon Knight o Nerlens Noel. Qué decir de Wall, Davis o Towns sobre los cuales se generaban pocas dudas.

    DeMarcus Cousins, parece cargar con demasiado lastre y ya conocemos lo sucedido con Julius Randle para quién fue vital reencontrase con Kenny Payne, su persona de confianza en Kentucky a través del cual ha logrado sacar lo mejor de si mismo.

   Los más románticos de Lexington echan de menos ver crecer a los chavales. No les convence la idea de que el Rupp Arena se haya convertido en una pasarela de “modelos NBA”, una suerte de Draft Combine semanal.

   Hay que reconocer que este es un sentimiento generalizado en el resto de aficiones, producto de otras normativas adaptadas a los tiempos que permitieron que no fuera obligatorio para los jóvenes completar su ciclo académico.

   Esa parece la mejor virtud de John Calipari, la de adaptarse a los tiempos.

El Domingo, KILL CAL Vol.II