En 1813, la Universidad de Viena fue testigo del estreno de la 7º Sinfonía de Ludwig Van Beethoven. El compositor de Bonn tenía por costumbre componer sus sinfonías de manera seriada. De esa forma la 7º y la 8º están bastante relacionadas y no guardan casi ninguna relación con la anterior. Además de que venían precedidas de la 5º y la 6º que habían roto todos los esquemas por tomar un motivo y repetirlo incesantemente en la 5º y tras componer una sinfonía descriptiva en la 6º. La 7º se convertía en una sinfonía puente, como esa franquicia que entra en modo reconstrucción. Lo curioso y en lo que me voy a centrar es en el 2º movimiento de la susodicha sinfonía. Ese 2º movimiento carece estrictamente de melodía, puesto que ningún instrumento concreto la interpreta. Es la suma de la armonía perfecta sin melodía definida.
Pues bien, 200 años después del estreno de la 7º sinfonía de Beethoven, Brad Stevens tomaba los mandos de los Celtics.
De la Universidad de Viena a la Universidad de Butler
La universidad une a dos genios como Beethoven y Stevens. En la Universidad de Viena, Beethoven estrenó su 7º sinfonía. No fue su mejor composición, puesto que la 9º es una obra maestra de la historia de la música culta. Y en el caso de Brad Stevens, fue en la Universidad de Butler donde se forjó el gran entrenador que es actualmente. En los Bulldogs comenzó como asistente durante seis temporadas para coger el timón en 2007. Durante las seis temporada como Head Coach, solamente una no consiguió llevarlos al March Madness y fueron finalistas nacionales en dos temporadas consecutivas. En sus años en Butler, solamente han destacado dos jugadores importantes: Gordon Hayward y Shelvin Mack. Por lo que podemos considerar que también creó la armonía perfecta sin melodía definida.
Las Universidades de la NBA
El trabajo realizado por Brad Stevens con los Bulldogs trajo consigo un contratazo de más de 10 años con Butler y múltiples ofertas de grandes programas. Incluso la todopoderosa e histórica UCLA le ofreció cuatro millones y medio por unirse a los Bruins. Butler le había ofrecido continuidad, proyecto, tranquilidad y continuar con los cimientos establecidos. Si Stevens hubiese querido, los Bulldogs lo habrían convertido en el nuevo Coach K. Pero poco después de la ofertaza de UCLA, los Celtics llamaron a la puerta y Brad Stevens tomó el relevo de Doc Rivers con la ardua labor de reconstruir una franquicia histórica. Danny Aige jugó fuerte, como le gustaba cuando estaba en activo, y apostó por el entrenador novato más joven de la temporada.
El 2º movimiento. La melodía global, la armonía perfecta
Beethoven fue siempre un compositor y una personalidad muy controvertida. Tuvo una infancia muy complicada, con un padre alcohólico que pretendía que Ludwig fuese el nuevo Mozart y así vivir de su hijo. La relación con sus hermanos no fue siempre óptima y, tan pronto pudo, se marchó a Viena a aprender de los mejores. En la capital austríaca recibió clases de Haydn y Salieri entre otros. Tan convulsa y controvertida fue su vida que incluso los musicólogos no se ponen de acuerdo en encuadrarlo en el clasicismo o en el romanticismo.
Sus primeras obras, producto de su formación con Haydn, son puramente clásicas. Pero poco a poco fue evolucionando y su obra coge cada vez más cuerpo, más complejidad y deberíamos considerarlo como el primer gran compositor del Romanticismo. Y si escribía que su vida fue convulsa y su legado controvertido, pues hasta su 250 aniversario y todos los actos que se esperaban fueron tapados por una pandemia mundial.
¿Qué hace tan especial ese 2º movimiento?
Beethoven juega con un motivo breve y sencillo que se va presentando por parte de todos los instrumentos que van incorporándose y tomando protagonismo. Este motivo intenta engañarnos y hacernos pensar que es la melodía principal pero si escuchamos con atención, percibimos que la melodía no existe. No hay una melodía definida interpretada por uno o varios instrumentos. En este movimiento, la melodía es la suma en conjunto de todos los instrumentos que suenan. Beethoven crea la armonía perfecta sin una melodía definida y, si somos capaces de tararear esa melodía que suena en nuestro cerebro y leemos la partitura, descubriremos que esa melodía no existe. Descubriremos que esa melodía son pequeños motivos que van saltando de unas líneas a otras y que un trocito lo tocan los violines, otro los oboes, otro las flautas…
Debido a esta peculiaridad, este movimiento es único, brillante, excepcional y perfecto. Es armonía pura.
¿Son los Celtics de Stevens el 2º Movimiento de la 7º Sinfonía de Beethoven?
Brad Stevens heredaba en 2013 un proyecto destruido y su misión principal era ir conjuntando las piezas que se fueron consiguiendo y, salvo esa primera temporada, siempre estuvieron en playoffs.
Aige en los despachos se encargó de gestionar todos los jugadores y las mil millones de rondas que los Nets dieron a cambio de Pierce y Garnett. Mientras que Stevens fue creando un estilo de juego coral sin necesidad de una estrella petulante que destacara sobre el resto. Vía draft llegaron grandes jugadores relevantes como Smart y Rozier, pero la clave estuvo en 2016 con la llegada de Jaylen Brown y en 2017 con Jayson Tatum.
Y aquí es donde comienza la comparación real. En la actualidad, los Celtics son un equipo en toda regla, Brad Stevens ha creado un estilo de juego y una cultura de trabajo en la que las estrellas no son la clave. Brown y Tatum son futuras superestrellas de la NBA y los mejores jugadores de los actuales Celtics. Aunque el director, el compositor de esta hermosa sinfonía está en el banquillo y dirige a estos chicos como una perfecta armonía. Brown fue creciendo temporada a temporada desde la fortaleza defensiva y por fin ahora se le empieza a considerar como un jugador completo al mismo nivel de Tatum. Jayson es un diamante, un jugador que aglutina lo mejor de los grandes jugadores de la liga. Es maravilloso ver la sombra de un Laker vistiendo la camiseta verde. Las comparaciones son odiosas, pero el parecido con Kobe es más que razonable.
La importancia de un genio en la banda
Los Celtics de Stevens demostraron que no es necesario un proceso complejo vendiendo hasta el estadio o dando asco durante años para conseguir a grandes jugadores. Cuando los pilares se construyen despacio y con cuidado, los edificios están mejor asentados. Si las piezas están bien pulidas y trabajadas, encajan mucho mejor. Cuando integras correctamente las notas y los acordes y cuando sabes alternar los instrumentos que llevan el peso, el sonido es más redondo y la armonía es perfecta. Si el líder es el entrenador y orienta a los jugadores a desplegar unos esquemas corales, el juego es más bonito y más seguro. Cuando los proyectos se construyen con calma y sin prisa, los resultados a largo plazo son mucho más positivos.
Beethoven creó la armonía perfecta sin una melodía definida en el 2º movimiento de su 7º sinfonía y Brad Stevens, aunque Jaylen Brown y Jayson Tatum sean sus violines principales, ha creado una melodía perfecta sin una melodía claramente definida. Brad Stevens ha creado su melodía coral. Disfrutemos de ella mientras podamos y no metamos prisa a este proyecto.