Andre Iguodala anunció el pasado viernes en su podcast ‘Point Forward’ que la temporada 2022-23 será la de su último baile en la NBA. Después de un verano repleto de dudas en el que meditó seriamente con colgar las zapatillas, el veterano alero ha aceptado la petición de los Golden State Warriors, a quienes ayudará a defender la corona conquistada en este 2022. “Te estoy haciendo saber ahora, Steph, que esta es la última”.
The big decision, straight from the source.
— Point Forward (@pointforward) September 23, 2022
Andre and @thekidet break down what went into the call that Iguodala wrestled with all summer.
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Iguodala disputará su 19ª temporada en la NBA, la octava con la camiseta de los Golden State Warriors. Su extenso historial no solo está repleto de éxitos sino también de cientos de batallas y un gran conocimiento del juego y la liga: el próximo mes de enero cumplirá 39 años, lo que le convierte en el segundo jugador más longevo de la competición, tan solo por detrás de Udonis Haslem. Aunque su papel en la cancha será mucho más importante que el del actual pseudo-jugador de los Miami Heat.
La insistencia de los Warriors ha resultado determinante en la decisión. La gerencia y cuerpo técnico le habían trasladado su deseo de contar con él desde el principio del verano, reservando para él uno de los últimos puestos del roster.
El mismo Iguodala insinuó que gran parte del verano se inclinó hacia la jubilación, pero varias conversaciones con Stephen Curry, Klay Thompson, Draymond Green, Steve Kerr y Bob Myers decantaron la balanza hacia su continuidad durante las últimas semanas. “Mis hermanos me empujaron de nuevo”, reconoció. Sumergidos ya en el ‘training camp’, este lugar finalmente ha sido depositado en sus brazos.
Iguodala se unió por primera vez a los Warriors en 2013 tras ocho buenas temporadas en Philadelphia en las que los resultados colectivos no acompañaron su producción individual, más sujeta a la anotación y los highlights; además de una campaña de transición en Denver. En Oakland su papel fue mimetizando hacia el de especialista defensivo, mucho más útil en aquel conjunto en el que el apartado ofensivo estaba más que cubierto. Así, su anotación disminuyó por debajo de los dobles dígitos pero abrazó la gloria no alcanzada con los 76ers: cinco apariciones consecutivas en las Finales de la NBA y tres campeonatos, incluido el MVP de las Finales de 2015.
La final perdida ante Toronto Raptors en 2019 –con lesiones de Kevin Durant y Klay Thompson mediante– marcó un punto de inflexión en la Bahía. En consecuencia, Iggy fue enviado a Memphis en un movimiento puramente financiero tras incorporar a D’Angelo Russell mediante el ‘sing-and-trade’ cerrado por Durant. Iguodala nunca jugó para los Grizzlies, recalando finalmente en unos Heat en los que saboreó, sin premio, sus sextas Finales consecutivas, algo de lo que tan solo LeBron James –y su séquito acompañante– y los Celtics de Bill Russell pueden presumir.
No debería de sorprender, pues, que esta nueva temporada se presente para todos en Golden State como una defensa del anillo muy distinta a la que han enfrentado en los últimos siete años: sus estrellas superan ya la treintena, no tienen a Durant, han perdido a piezas importantes por el camino y los jóvenes del roster todavía precisan de rodaje. En mitad de todo este embrollo competitivo es donde se entiende el potencial papel de Iguodala.
En primer lugar emerge su rol como mentor, el cual puso a disposición del equipo la pasada temporada. Y dos compañeros se situaron como sus alumnos aventajados: Jordan Poole y Jonathan Kuminga. Con el primero ha construido ya un sólido vínculo sustentado sobre la honestidad: al igual que aplaudía su rendimiento e impulsaba la confianza en su juego, tampoco tuvo reparo alguno en criticar su desempeño defensivo o su falta de agresividad en algunos partidos. Mucho hablaron sobre ello en las numerosas cenas que celebraron en sus partidos como visitantes.
Por otro lado, el trabajo de aprendizaje con Kuminga aún se encuentra en su primera fase. Normal, por otro lado, teniendo en cuenta que es extremadamente joven y que dará comienzo a su temporada sophomore con veinte años recién cumplidos. Los Warriors quieren que Iguodala acompañe a Kuminga durante toda la temporada. El potencial del jugador congoleño en ambos lados de la cancha es tremendo pero precisa de pulimento y de alguien que lo guíe. E Iguodala, en su dilatada carrera como jugador, ya ha logrado en la NBA lo que Kuminga aspira a convertirse: desde ser la primera referencia ofensiva de su equipo a asumir la responsabilidad de defender a la estrella rival cada noche. O lo que es lo mismo, un ‘glue player’. Así, una de las principales tareas de Iguodala con Kuminga será priorizar la aceptación de estos roles para que el joven jugador sea capaz de adaptarse a las necesidades del equipo en cada contexto y situación. Algo que puede ser complicado con chavales tan jóvenes con ganas de comerse el mundo.
“Todo eso es parte de ser un chaval tan joven. Y por eso una de las cosas más importantes es tener a Andre [Iguodala] y Draymond [Green] como mentores”, declaró Steve Kerr en una reciente entrevista para The Athletic. “Todo eso es perfectamente normal. Eso es lo que quieres. Quieres que tus jóvenes pasen por todos esos obstáculos, que vean el compromiso que se necesita… Eso es exactamente lo que sucedió el año pasado. Ahora, J.K. [Kuminga] ha tenido un muy buen verano. Ha hecho todo lo que le hemos pedido. Ha viajado un poco pues jugó para su equipo nacional este verano. Ha estado trabajando muy duro.”
Por supuesto, el aporte de Iguodala también tendrá lugar dentro de la cancha, donde deberá dar un nuevo giro de tuerca a su capacidad de adaptación. Ahora mismo, la columna vertebral del equipo está compuesta por Stephen Curry, Draymond Green, Klay Thompson, Andrew Wiggins, Jordan Poole y Kevon Looney. A ellos se deberían de unir las nuevas incorporaciones, Donte DiVincenzo y JaMyChal Green, bajo roles regulares. Pero la pérdida de Gary Payton II, Otto Porter Jr., Nemanja Bjelica y Juan Toscano-Anderson no solo obligará a una mayor apuesta por los jóvenes –añadimos a Moses Moody y James Wiseman a la ecuación–, sino también a echar mano de Iggy de forma más asidua.
Y los hechos respaldan que el de Springfield causa todavía un notable impacto positivo en los Warriors a pesar de su longevidad y recientes lesiones: registró un plus/minus de +114 en los 603 minutos que disputó el pasado curso, el mejor ratio defensivo del equipo y el segundo mejor Net Rating tan solo por detrás de Stephen Curry.
Sin embargo, los problemas físicos persistieron a lo largo del curso y difuminaron su buen arranque de temporada, limitando su participación final a tan solo 31 partidos de regular season y siete de playoffs. Estos últimos se redujeron a tres encuentros en la eliminatoria de primera ronda contra Denver y un total de 19 minutos en las Finales contra Boston. Ahora, Iguodala regresa con la intención de tener una mayor continuidad, para lo cual ha seguido un plan especial de acondicionamiento durante el verano, al que le acompañará descanso y restricción de minutos a lo largo del curso. Todo ello sin solapar de forma excesiva el desarrollo de los jóvenes. “Tengo muchas ganas de jugar, pero estoy con Kuminga y Moses Moody”, afirmó Iggy. “Estaré con los muchachos jóvenes y les haré saber que si estoy en la cancha es porque no están haciendo algo bien. De ninguna manera deberían permitirme entrar en la cancha.”
Aún con el anillo de 2022 bajo el brazo, los Warriors están inmersos en un delicado periodo de transición que busca fusionar dos generaciones de jugadores manteniendo la competitividad durante los años venideros. En él, piezas como Iguodala guardan una gran importancia como catalizadores y guías de este paulatino reemplazo. A su vez, esta sinergia y ejemplar quehacer como organización impulsa y retroalimenta el proceso. De no ser así, es muy posible que Iguodala estuviera ahora mismo disfrutando de su jubilación. “Me ayudaron a ver cómo ayudar también fuera del juego físico del baloncesto. Simplemente me mostraron mucho amor”, sentenció.