Papá, ¡Me han admitido en Harvard!

Estadística Avanzada
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La Ivy League

Tenía muchas ganas de presentaros la Conferencia más “sui generis” de toda la NCAA: la Ivy League. Papá, ¡ Me han admitido en Harvard !

Además, este es un momento mejor que cualquier otro porque desde el verano pasado, una joven canaria de 19 años llamada Elena Rodríguez  forma parte de la Universidad de Harvard.

Nombremos los centros académicos que forman la Ivy League y empezaremos a entender por donde van los tiros.

Son 8: Princeton, Yale, Harvard, Cornell, Brown, Dartmouth, Columbia y la Universidad de Pensilvania.

Las “Ivies” se localizan en 7 Estados en el Noreste de Estados Unidos: Rhode Island, New York, New Hampshire, Massachusets, Pensilvania, Connecticut y New Jersey.

Si, nos referimos a algunas de las Universidades más prestigiosas del mundo, con unos altísimos estándares académicos y un bajísimo porcentaje de admisión.

Un ejemplo: para la clase de 2025, de los 57.435 estudiantes que enviaron una solicitud a Harvard, la Universidad aceptó solo 1968 (3.43%).

Grosso modo, podemos decir que el porcentaje oscila entre un 3 y un 10% y es por ello que frecuentemente usamos la palabra: elite o elitistas para referirnos a las Ivies.

También por el tema económico. Estudiar en Harvard cuesta unos 82.000 dólares al año divididos en diferentes conceptos: Seguro, Alojamiento, Alimentación etc. Sin embargo, la Universidad presume de un buen programa de financiación que puede hacer las cosas “un poco más asequibles”.

Pues bien, por esos pasillos, entre Zuckerbergs y Obamas, Elena Rodríguez combina sus estudios en la carrera de Psicología con una especialización en Economía…y además juega a baloncesto con las Crimson.

Antes de continuar, debo concretar que también hay excelentes universidades en la costa Oeste de USA, por ejemplo Stanford o la Universidad de California en Berkeley pero la Ivy League es una “marca” en si misma, una especie de endogamia de la excelencia. Ya sabemos lo que ha gustado siempre la “exclusividad” en la costa Este y en el Sur de la Unión.

La otra característica que debemos conocer ya, es que los miembros de la Ivy League no ofrecen becas deportivas.

Todos los chicos y chicas que practican deporte, lo hacen por que han superado un exigente proceso de admisión.

Tras la habitual “carta de presentación” que todos los “aspirantes” envían a la Universidad, el siguiente paso (aunque ahora ya no es un requisito obligatorio) es el S.A.T. (Scholastic Aptitude Test). Mientras para acceder a otras escuelas basta con aprobar u obtener puntuaciones en torno a 800, Elena nos cuenta que para entrar en Harvard la exigencia sube a 1200 para las estudiantes-atletas internacionales y 1400 para las americanas.

Otro requisito básico es determinar tu capacidad para comprender y utilizar el inglés. Últimamente, la aplicación Duolingo (on line) sustituye al clásico TOEFL (Test Of English as a Foreign Language).

Una vez dentro de una Universidad de esta magnitud, todo el peso de la historia cae sobre ti. Los retratos de Premios Nobel, presidentes de Gobierno o cerebritos multimillonarios adornan sus paredes. Un trasiego de estudiantes camino de alguna de sus actividades extra-curriculares o de algún Club.

Por lo demás, la Ivy League funciona como cualquier otra Conferencia y goza de muy buena salud a nivel deportivo. Son hasta 34 los deportes en los que participan equipos de estas Universidades. Las 8 antiguas (como también se las conoce) presumen de unos 8000 estudiantes-atletas compitiendo anualmente en la NCAA y lo hacen con bastante éxito.

En cuanto a baloncesto, el calendario se divide en 3 partes exactamente igual que el del resto de Conferencias ya sean High Majors, Mid Majors o Low Majors. Una primera parte de partidos concertados contra programas de otras conferencias, más la disputa de algún torneo en cancha neutral (calendario non-conference). Luego llega el calendario intra- conferencia con los clásicos partidos a ida y vuelta (ojito con la rivalidad Harvard-Yale). Y para finalizar, el torneo, que en este caso es una Final Four  en cancha neutral. En Ivy League, este play- off final apenas se disputa desde 2017 y por supuesto, el ganador obtiene su billete directo a la March Madness.

Con todo lo que hemos comentado en este artículo y lo que ya sabemos con el seguimiento que hemos hecho la pasada temporada de la NCAA, es fácil entender que los mejores jugadores del país no están jugando en Ivy League. Por ello, sus resultados en la locura de Marzo siempre son discretos y en ese punto de la temporada, el éxito es ganar un partido y superar una llave del bracket. Eso si, para la historia queda la final que disputó Dartmouth en 1944 y las Final Four a las que llegaron Princeton (en el 65) y UPenn (en el 79).

Las hiedras o enredaderas (mas o menos el significado de Ivy) también proporcionan jugadoras y jugadores profesionales tanto para la NBA como para el resto del mundo. ¿Os acordáis de la explosión de Jeremy Lin en la Gran Manzana? .La historia de este alumno de Harvard, fue sin duda una de las más curiosas mediados los 2000.

Elena

Tras ser campeona de España Junior con CB SPAR Gran Canaria, Elena se incorpora a Harvard a finales de Agosto del año pasado.

Elena: El primer semestre fue mas duro por adaptarme a como funciona el sistema americano y el idioma.  Las clases son de una hora y cuarto y al principio es difícil escuchar a profesor y a la vez tomar apuntes. Por eso tenía que volver a ver la clase y hacer un “esfuerzo doble” en ese sentido.

Además se hecha de menos la comida española. Disponemos de un comedor en el hay de todo y si quieres, puedes llevar una alimentación sana, pero se echa de menos una sopita o un buen pincho de tortilla.

En cuanto al juego, se da mucha importancia a meter puntos aunque tengas una mala selección de tiro. Es cierto que son buenas con el balón pero recuerdo como les sorprendió que por ejemplo yo, incluso desde fuera de la cancha porque estaba con unas molestias, aprendí las jugadas rapidísimo. Tácticamente llegan peor preparadas. Eso les sorprendió e incluso alguna compañera me felicitaba por algo que a mi me parecía fácil.

Gustavo: El año freshman siempre es complicado

Elena: El mío ha sido una montaña rusa. La pre-temporada fue prometedora. En un partido anoté 12 pts. y en otro fui elegida MVP del equipo. Jugaba unos 15-20 minutos porque todas teníamos oportunidades.

Pensaba que esa sería la tónica durante la temporada pero los minutos fueron reduciéndose sin que yo le encontrara realmente una explicación. Veía que era la 7ª u 8ª jugadora pero había poca rotación. Se me hizo cuesta arriba y era frustrante porque ¿sabes? tampoco veía que no estuviera al nivel de mis compañeras. Fíjate que incluso al final de la temporada jugué un par de partidos como titular porque alguna compañera tenía el Covid. Lo hice bien pero luego, en la Final Four contra Princeton, apenas tres minutos.

Gustavo: Esa inconsistencia seguro fue un poco decepcionante y sobre todo la idea de que la entrenadora no acababa de sacar lo mejor de ti.

Elena: Si, la entrenadora Kathy Delaney-Smith se ha retirado después de 40 años. Tiene todo el prestigio y mi respeto. También estoy ilusionada con la llegada de Carrie Moore. Es muy cercana y aunque no tiene experiencia como head coach, si como asistente.

Yo soy una alero alta a la que le gusta hacer un poco de todo. Una de mis virtudes es dar buenos pases, y como te comentaba antes, en el baloncesto americano llevan peor lo del spacing y los movimientos sin balón. En todo caso, espero tener un papel importante en el equipo durante mi segundo año.

Gustavo: Seguro que si. Elena, vemos a las chicas incorporarse a las Universidades por estas fechas pero tu sigues disfrutando de tu tierra. Cuéntanos por que, porque esta también es una característica propia de Harvard ¿verdad?.

Elena: Si, volveré a Boston el 24 de Agosto, pero no podemos entrenar con el equipo hasta que no empiecen las clases el 31 de Agosto. En Harvard no hay Summer Camps de modo que mientras tanto, tienes un planning para seguir con rutinas físicas y de tecnificación. En España trabajo con un gran entrenador como es Cristo Cabrera que también colabora con Maite Cazorla, Leonor Rodríguez, Leti Romero o mi hermana Natalia.

Gustavo: ¿La idea es completar los 4 años en Harvard?

Elena: Si, aquí solo puedes estar 4 años. Si quieres hacer un master tienes que irte a otra universidad si te queda elegibilidad (grad transfer). No es como en otras Universidades con los redshirt y eso, aquí, solo 4 años por un tema de prestigio académico. Una vez termine, la WNBA es un sueño para todas las jugadoras pero también sería genial volver a España y poder dedicarme a jugar como profesional aquí.

Gustavo: Bueno Elena, muchas gracias por tu tiempo. Te deseamos lo mejor y desde aquí te seguiremos de cerca.

Elena: Gracias a vosotros. Un placer.

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