Portland Trail Blazers ha tirado la toalla

Portland Trail Blazers ha tirado la toalla definitivamente. Tras una temporada de altibajos, los de Oregon han decidido dejar de luchar por el acceso a play-in y sentar a sus mejores jugadores por lo que queda de temporada. Lillard, Grant, Nurkic o Simons no volverán a jugar hasta octubre, presumiblemente. Pese a intentarlo casi hasta el final, el nivel medio del Oeste ha subido y los de Billups no han podido mantenerse en la pelea.


A grandes rasgos y con una lectura un poco amarillista, podemos decir que se ha desperdiciado otra temporada más de Damian Lillard, uno de los mejores jugadores de la NBA. Tras una temporada 2021-22 donde el base solo pudo disputar 29 partidos por las lesiones y el tanking que les llevó a conseguir a Shaedon Sharpe con el pick 7 del pasado Draft, este año se esperaba ver su mejor versión.


Efectivamente, ha sido así, al menos en los 58 partidos que ha disputado (segunda marca más baja de su carrera). Ha promediado 32’2 puntos y 7’3 asistencias, lo cual le coloca en posición de ser uno de los 6 guards de los All-NBA. El californiano nos ha dejado grandes actuaciones, incluyendo una de 70 puntos, aunque insuficientes para conseguir el propósito.


En octubre, las predicciones eran sin duda más halagüeñas. Tras el “fracasado” proyecto con CJ McCollum acompañando a Lillard y Nurkic, Portland Trail Blazers parecía mirar hacia delante con Anfernee Simons, un combo guard que quitara peso anotador al base. Además, las llegada de Jerami Grant, Shaedon Sharpe y Gary Payton II prometían aportar al equipo una capacidad física muy necesaria en esta liga. Además, varios albañiles del baloncesto, como Josh Hart, Drew Eubanks o Nassir Little estaban ahí para una mayor profundidad de plantilla.


El pívot bosnio y Grant formaban una pareja aparentemente complementaria al principio, con Jerami jugando a gran nivel, sabiendo que este verano sería agente libre y tendría oportunidad de firmar un gran contrato. Sin embargo, las lesiones de Nurkic y la “vuelta a la realidad” de Grant bajaron un poco las expectativas. Además, casi toda la temporada ha faltado un anotador que revolucionara un poco el banquillo cuando faltaban Lillard, Simons o Grant.
La defensa de Portland Trail Blazers no ha terminado de cuajar. Quizá por una mezcla entre mala planificación de plantilla, malas gestiones del entrenador y mala suerte en lesiones, los Blazers no han superado la mediocridad defensiva. Son el décimo equipo que más puntos recibe y tienen el cuarto peor Def. Rating de la liga. Aunque el ataque sea bueno, no es el mismo caso que Denver Nuggets o Sacramento King, que compensan su falta de capacidad defensiva con dos de los mejores ataques de la liga (y hasta de la historia).


En ataque, solo destaca su más que correcto porcentaje de triples, con un buen volumen. Aunque tengan facilidad para sumar desde la línea de tiros libres, no es suficiente como para decidir partidos. Por supuesto, el movimiento de balón es una de sus lacras. Son el noveno equipo que menos asistencias reparte y el décimo que más perdidas comete, dejándoles con el cuarto peor ratio asistencias/pérdidas de la liga, solo por delante de Detroit, Houston y Orlando, equipos en reconstrucción. Las segundas oportunidades tras rebote ofensivo tampoco constituyen una fuente de anotación.


Por el contrario, están entre los 10 peores equipos recibiendo puntos en la pintura, al contraataque y desde el tiro libre. Para más desgracia, son el quinto equipo que mejor porcentajes permite en triples y tiros de campo. La falta de personal defensivo es alarmante, además de que no se compensa con buenas tácticas defensivas. Es cierto que han sido uno de los equipos que más han intentado defender en zona y con resultados bastante prometedores, asemejándose a los números de Miami aunque con una muestra mucho menor. Sin embargo, el experimento no tuvo continuidad en el tiempo.


Entre las muchas cosas sorpresivas que ocurrieron en el deadline, hace ya 6 semanas, estuvieron los movimientos de estos Portland Trail Blazers. Pese a que el equipo estaba peleando por el play-in, los cambios de cromos que realizaron fueron catalogados como los de un equipo que empezaba o se encontraba en medio de una reconstrucción.
La franquicia del Noroeste de Estados Unidos cambió a Josh Hart, una pieza muy cotizada entre equipos con aspiraciones por su gran capacidad de trabajo, a cambio de dos jugadores jóvenes que no terminan de arrancar. Para alegría de Jalen Brunson, Hart puso rumbo a los Knicks a cambio de Cam Reddish, Arcidiacono, Mykhailiuk y una primera ronda de este año (no de lotería). Hart ha ayudado mucho a los de Thibodeau y parece querer un futuro en la Gran Manzana. En Portland, Reddish ha aumentado su participación, pero sigue siendo un jugador de destellos más que de realidades.


Aparte, los Blazers se vieron involucrados en el traspaso que envió a Jalen McDaniels de Charlotte a Philadelphia, deshaciéndose del recién adquirido Mykhailiuk y adquiriendo a Matisse Thybulle, un excelente jugador defensivo que había perdido su sitio en Philadelphia. Aunuque tiene mucho trabajo por delante, es una pieza necesaria y puede ser importante si consigue encontrar cierto balance en sus contribuciones en ambos lados de la pista.
Por supuesto, lo más sonado fue el culebrón Gary Payton. Tras solo 15 partidos, en los que se supone que jugó infiltrado por los doctores de los Blazers, volvió a los Warriors a cambio de varios picks. Sin embargo, cuando los Warriors descubrieron su condición física, la cancelación del traspaso estuvo en el aire. Sin duda, es un jugador que, sano, habría ayudado mucho a la causa de este equipo.


Tras varios años con un proyecto mediocre, se empiezan a alzar las voces que más temen los aficionados de Portland Trail Blazers. Lillard cumplirá 33 años este verano y no tiene tiempo para una reconstrucción. Si la directiva no es capaz de darle un equipo competitivo, ¿se irá de Portland? Por mucho que su lealtad esté de sobra demostrada, los motivos deportivos no parecen suficientes como para seguir malgastando un talento de tal calibre.


Evidentemente, el contrato de Lillard es megalómano, llegando a cobrar 63 millones de dólares en la temporada que irá de sus 36 a sus 37 años. Esto tiene una connotación muy negativa a la hora de intentar hacerse con él, ya que se hipoteca el futuro de cualquier franquicia por un jugador que no sabemos cómo rendirá con el paso de los años.
Cuando Simmons estaba en Philadelphia, se llegó a hablar de un intercambio, algo que ahora está fuera de cualquier contemplación. Quizá los proyectos de Lakers o Dallas con Russell y Doncic respectivamente acaben mal y Lillard pueda ser un intento de vía de escape, aunque es evidente que los Blazers buscarán jugadores jóvenes para reconstruir su futuro. Algún equipo con espacio salarial podría lanzarse a por él, algo arriesgado teniendo en cuenta su edad y que un equipo campeón no se conforma en un verano, al menos casi nunca.


Jerami Grant tiene que renovar este verano. Probablemente pida un máximo, algo que hipotecaría al máximo a la franquicia, por lo que lo más inteligente sería intentar un sign&trade por algún alero two-way, aunque no haya muchos en el mercado. También dependiendo de cómo acaben las temporadas sus respectivos equipos, Mikal Bridges, Anunoby o Draymond Green son nombres que podrían salir a la palestra.


Hablando de lo que ya tienen, la prioridad máxima es conseguir opciones de un top 5 del próximo Draft. La pelea con Magic, Pacers o Wizards va a ser dura. La lotería puede marcar el destino de una franquicia para bien o para mal. Además, el desarrollo de Shaedon Sharpe, Cam Reddish Thybulle y lo que elijan en el Draft debería ser el centro de atención, aunque eso suponga que tus estrellas se quieran marchar a otros proyectos más competitivos.