Terminada la temporada de baloncesto universitario, los aficionados a esta competición afrontamos una larga época de sequía y nulo disfrute. Son muchos meses los que nos aguardan sin volver a disfrutar de estos eventos deportivos ya que, a diferencia de otras competiciones, apenas hay nada con lo que entretenerse. Y eso que el “transfer portal” es una fuente continua de noticias con las que tenernos enganchados. Más allá de eso, poca cosa más que comentar. Llega la Post Temporada NCAA ¿Qué podemos esperar del baloncesto universitario?.
Tras la vorágine que representa el “March Madness” es incluso un alivio que la temporada llegue a su fin. Especialmente los dos primeros fines de semana del mismo resultan absolutamente agotadores hasta para los más fanáticos. El subidón que vivimos es tan grande que luego la abstinencia resulta más frustrante. Debemos conformarnos con ver en diferido aquellos partidos del campeonato que no pudimos disfrutar en su momento por falta de tiempo. O volver a ver esos otros encuentros que fueron especialmente buenos, ahora con el cambio de perspectiva que implica el paso del tiempo y el conocimiento de cómo evolucionó el propio campeonato. En todo caso, migajas con las que pasar el mono hasta que llegue el todavía lejano mes de noviembre y se inicie una nueva, apasionante e incierta competición.
Todos aquellos aficionados al baloncesto en general, como es mi caso, aprovechamos este tiempo de barbecho para reengancharnos a la NBA, justo en su momento álgido, cuando empiezan a disputarse los playoffs. Sin duda, un magnífico sustitutivo con el que seguir disfrutando del deporte de la canasta. Aquellos más analíticos y perspicaces observarán las palpables diferencias que existen entre una competición y otra, no solamente en cuanto al reglamento se refiere: también, y muy especialmente, en táctica individual y colectiva. Y, por supuesto, en talento. A mí personalmente me fascina ver la evolución que hayan podido tener esos mismos jugadores que hace poco eran universitarios y a quienes ya seguía en su época formativa. Es como ver crecer a tus hijos, observas su adaptación al baloncesto profesional y recuerdas aquellos tiempos no tan lejanos en los que intentabas adivinar cuál sería su futuro una vez dieran el salto.
Eso nos lleva a otro de nuestros entretenimientos favoritos ante la ausencia de nuestra particular “droga”: jugar a “scouts”. Comentar las fortalezas y debilidades de los jugadores que suenan con más fuerza en los diferentes “mock drafts”, predecir su adaptación a la NBA y anticipar en qué equipo podrían encajar mejor. Un ejercicio de funambulismo predictivo, porque son tantos los factores que inciden para inclinar la balanza hacia el éxito o el fracaso, y la mayoría de ellos ajenos a nosotros que vivimos a miles de kilómetros de distancia y ni siquiera hemos tenido contacto personal con los implicados, que resulta prácticamente imposible aventurarse. Cuestión de azar, en la mayoría de los casos, acertar o no.
Lo último que nos queda es seguir con atención las redes sociales de los diferentes programas, con la esperanza de que alguno de ellos anuncie una gira por Europa el próximo verano y aterricen en alguna ciudad cercana a nuestros destinos vacacionales para poder ver, por primera vez en la temporada y nada menos que en vivo, a alguno de esos equipos a los que vamos a seguir con atención el próximo curso. Nebraska, entrenada por Fred Hoiberg, ya ha hecho pública su gira. Veremos cuántos más lo hacen.
Mientras todo esto sucede, y para estar al tanto de lo poco que acontece en esta competición, nada más recomendable que escuchar alguno de los podcasts especializados en la NCAA. La mayoría de ellos en inglés, pero con un gran referente en castellano como es “College 360”, a cargo de dos auténticos locos del baloncesto universitario como son Jairo Bravo y Nacho Bertolín. Una auténtica gozada escucharles, no solamente por su amplio conocimiento del tema sino también por el entusiasmo y la dedicación, nunca suficientemente valorada, que le ponen.
Espero que la lectura de este artículo sirva para insuflar un poco de ánimo en los deprimidos corazones de los aficionados al baloncesto universitario. Nos quedan muchos meses por delante sin disfrutar de nuestra competición favorita, así que conformémonos con lo que tenemos y aprovechémoslo para adquirir conocimientos y prepararnos para afrontar una temporada que, aunque ahora nos parezca todavía muy lejana, llegará para ser tan efímera como esta que acaba de terminar.