Sabrina Ionescu, una jugadora que desde la universidad ha estado en primer plano y siendo uno de los principales atractivos para atraer más público al baloncesto femenino. Era necesario que aparezca alguien como ella.
Talento, carisma y un gran impacto mediático, la joven californiana lo tiene absolutamente todo para ser una figura muy importante en el panorama de la pelota naranja.
La mentalidad de Ionescu mezclando competitividad con la búsqueda de una mejora constante hacen que sea todo un ejemplo tanto dentro de la cancha como fuera de ella. El efecto de Sabrina uniendo todo lo que es como jugadora con su buena relación con otros deportistas está ayudando mucho a la WNBA.
Desde su amistad con Kobe Bryant al que tenía como un hermano mayor hasta tener a Naomi Osaka viendo la liga, pasando por su buena relación con otras estrellas como Stephen Curry con quien ha compartido tiempo entrenando. Son cosas que han hecho que nuevas personas se acerquen a ver partidos de baloncesto femenino.
Cuando estaba en Oregon Ducks, la nativa de Walnut Creek ya era un fenómeno de masas y ahora tras unos años en la Gran Manzana de New York ha aumentado su impacto en todos los sentidos.
¿De dónde viene Sabrina?
Sus inicios no fueron sencillos, ya que no tenía a otras chicas con las que jugar a baloncesto y con las que poder estar en un equipo. Así que tuvo que buscar alternativas para poder crecer como jugadora.
«Cuando era más joven, siempre jugaba con los muchachos, y tenía que encontrar formas de conseguir el balón, porque nunca querían pasarme. Así que pensé que si podía rebotar, podría obtener el balón por mi misma» explicaba la propia Sabrina.
Ya en los últimos cursos del colegio empezó a cambiar, ya tenía otras chicas para jugar pero no eran de sus edad sino algo mayores.
«Cuando estaba en sexto grado jugaba con el equipo de octavo grado, y obviamente era mucho más baja, más delgada, más pequeña que ellas. Solo tendría que encontrar formas de impactar el juego además de disparar o anotar, y eso fue pasar» comenta Ionescu sobre esa época. Y son unas declaraciones que además nos ayudan a entender su capacidad para hacer triples-dobles. Desde que era una niña su forma de ver el baloncesto era buscando la mayor influencia en todos los aspectos posibles. Así nació una de las jugadoras más completas que se recuerden en la historia de la WNBA a sus 24 años.
Más adelante ya entró en la escuela secundaria, y con eso habría otro momento clave para entender a Sabrina. En su instituto no había suficientes alumnas para hacer equipo, y tampoco hacían esfuerzos por buscarlas estando cerca de poder cortar las alas de Ionescu.
Sabrina nunca podrá olvidar lo que le dijeron al insistir para tener equipo: «Mi escuela secundaria dijo que debería jugar con muñecas. En serio, palabra por palabra».
Siendo muy joven ya mostraba un liderazgo especial, haciendo todo lo posible para buscar compañeras y poder competir con su escuela.
Esa niña de ascendencia rumana que creció en California y vivía enamorada del baloncesto ya estaba demostrando que era alguien muy especial. Ahora visto en perspectiva todo esto nos sirve para comprender mejor que clase de jugadora y de persona es Sabrina.
Unos años legendarios en las Ducks
Para seguir desglosando quién es y de dónde viene Sabrina, hay que dar el siguiente paso y recordar su carrera universitaria. Unas temporadas en las que puso a Oregon en la boca de todos y consiguió que su nombre trascienda más allá del baloncesto.
Ser la jugadora con más triples-dobles de la historia, la única con 2000 puntos, 1000 rebotes y 1000 asistencias y todo lo que acompañaba su figura hicieron de Ionescu uno de los mayores atractivos de la NCAA tanto femenina como masculina. El impacto que tuvo sirvió para romper muchas barreras y hacer que se pusieran más focos encima de las atletas.
Así define Kelly Graves a Ionescu: «Creo que es popular porque la gente aprecia la forma en la que juega. Lo da todo en la cancha, obviamente tiene muchísimo talento pero además juega con mucha pasión y alegría. Nunca he visto un espíritu competitivo como el suyo y creo que ganará varios campeonatos en su carrera.
Tiene la capacidad de conectar con cualquier persona a cualquier nivel, desde los niños y las niñas que vienen a los partidos hasta los patrocinadores, aficionados regulares al baloncesto… Ha desafiado los límites y se ha convertido en una figura muy conocida en los círculos de baloncesto masculino, recibiendo reconocimiento habitualmente de algunos de los mejores. Su amistad con Kobe Bryant está bien documentada, él vio en ella la ‘Mamba mentality’ que él tenía y reconoció su grandeza» continuaba su entrenador en Oregon.
Luego llegó el Draft y el resto de la historia es más conocida. Por culpa de una lesión tardamos en poder ver el potencial de Sabrina, pero su importancia en este deporte va mucho más lejos de lo que haga en la cancha. Todo lo que vivió hacen de su narrativa algo muy especial y con lo que los fans conectan muy bien. Hay que dar gracias por el impulso que le ha dado Ionescu al baloncesto femenino haciendo que nuevas personas se acerquen y la mayoría se queden.
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