Sacramento Kings, el desierto de la NBA

Sacramento

El pasado sábado tras la derrota contra los Dallas Mavericks los Sacramento Kings consiguieron un récord en la NBA. Ser la franquicia que más tiempo se llevaba sin llegar al 50% de victorias en la NBA con 16 años, superando a los Clippers que desde 1977 hasta 1992 no llegaron a dicha cifra al finalizar la temporada. Si bien los Kings están a 3’5 victorias de los New Orlenas Pelicans que es el que cierra las plazas de play-in, parece complicado que el equipo de la capital californiana pueda aspirar a dicha posibilidad teniendo el octavo calendario más difícil de la competición. Pero ¿Cómo se ha llegado a esto?¿Que ha pasado en estos 16 años en Sacramento? Una amenaza de traslado, dos propietarios, cinco GMs diferentes, once entrenadores y un sin fin de cambios de jugadores. Básicamente un equipo sin proyecto y sin ideas, una franquicia disfuncional. Ese ha sido el gran problema de los Kings, no había rumbo, no había hoja de ruta. Demasiado malos para competir y ganar partidos, demasiado buenos para tankear, perder partidos. Eso hace que sin tener un mercado importante, los agentes libres pasen de los púrpuras en agencia libre, no tener picks tops para conseguir a la nueva estrella del futuro y que esos jóvenes en los entrenamientos privados y draft combine hagan todo lo posible para que los Kings no se fijen en ellos ya que no van a ser desarrollados. Sacramento entró en su día en el famoso desierto de la NBA, no competir pero tampoco aspirar a las estrellas del futuro. Esta tragicomedia se divide en dos partes, desde el fin de la etapa Maloof hasta la etapa Ranadive. Sacramento Kings, el desierto de la NBA.

Decadencia de la etapa Maloof (2006-2013)

La familia Maloof con George y Phil a la cabeza compraron los Sacramento Kings en 1998 en medio del primer lockout de la NBA. En ese momento la franquicia californiana estaba formando un proyecto prometedor, con Jason Williams y Peja Stojakovic recién drafteados, firmando a Vlade Divac en agencia libre y consiguiendo a Chris Wuebber mediante traspaso mandando a su anterior estrella Mitch Richmond a Washington. Lo demás es historia, el equipo ye ye, un baloncesto de equipo divertido de ver y ganador, hasta que el arbitraje y Robert Horry acabaron con el sueño de Sacramento y empezaron los aires de reconstrucción. Vlade Divac se fue a Lakers, Doug Christie a Dallas, Chris Webber a Philadelphia y Peja Stojakovic a Indiana, para que en 2006 no se renovara el contrato a Rick Adelman debido a que se querían caras nuevas en los Kings. Ahí empezó el caos. La intención de Geoff Petrie era tener el máximo salario libre para firmar grandes jugadores en agencia libre, ese fue el gran error ya que Sacramento tiene que competir los grandes mercados de Los Ángeles y San Francisco para atraer jugadores. Aparte de esto, se añadió la crisis económica de 2008, en la que una de las ciudades más afectadas de dicha crisis fue Las Vegas. ¿Qué tiene que ver esto con los Kings? Pues que la fuente de ingresos de propietarios de Sacramento eran varios locales que tenían en la ciudad del vicio. Ahí llegó la famosa noticia en 2010 donde pusieron la franquicia en venta y en la que estuvo a punto de irse a Seattle. Esta venta hizo que no hubiese proyecto, que no hubiese motivación para desarrollar jugadores talentosos como Tyreke Evans o DeMarcus Cousins, para que desarrollar si otra ciudad, “otra franquicia” disfrutara de su explosión. Al final en 2013 se disiparon las dudas y la franquicia se quedó en Sacramento, gracias a Vivek Ranadive.

Etapa Ranadive (2013-actualidad)

Como comentaba antes, los Kings lograron mantenerse en Sacramento y por ende no desaparecer. Ranadive junto a la ayuda de Kevin Johnson, alcalde de Sacramento en ese momento y ex jugador de los Phoenix Suns, compró la franquicia púrpura. El magnate indio vino con fuerza e ilusiones renovadas invirtiendo en construir un nuevo estadio y en hacer todo lo posible para que la franquicia ganara. Y el problema es todo lo posible, porque Vivek es un dueño que se cree que sabe de baloncesto y no tiene ni la más pajolera idea, el ejemplo es en su primera rueda de prensa donde comento que le gustaría que su equipo jugara con la táctica “palomero”. Este tipo de declaraciones y presiones a sus trabajadores por fetiches personales, como elegir a Stauskas o traspasar a Cousins por Buddy Hield debido a que al magnate indio le encanta los tiradores. Esto ha hecho que en sus nueve años de mandato hayan pasado tres General Managers y seis entrenadores y que en los pocos momentos que la franquicia iba para arriba, una cruzada de cables de Vivek cambiara todo en un simple chasquido de dedos (los despidos de Malone y Joerger) dándonos cuenta que los Kings lleva años sin rumbo debido a un propietario loco que maltrata su juguete. Esto no acaba aquí ya que empiezan los miedos en Sacramento. Ranadive parece que se ha cansado de su muñeco púrpura, se ha cansado de perder y su intención es comprar otro club, en otro continente, ya que también ha salido de noticia que el propietario de los Kings es uno de los aspirantes claros a comprar el Chelsea de Inglaterra. El temor es que pase algo similar a los hermanos Maloof, que Ranadive pase de los Sacramento Kings, en cuanto a meter dinero a las arcas de la franquicia y se quede con el club ingles teniendo que vender en un futuro la franquicia.

¿Hay solución a esto?

Es la gran pregunta, y la respuesta es fácil. Por supuesto que tiene solución. Pero el gran problema es que una franquicia rota durante 16 años no se soluciona de un día para otro. Para empezar es esencial conseguir una mentalidad competitiva que no se ha tenido en mas de década y media, algo muy difícil ya que los jugadores que llegan a Sacramento les cubre una sensación de derrota cada vez que pasan los partidos. Monte McNair tuvo la dura papeleta de cambiar todos los desaguisados que había hecho Vlade Divac en cuanto a confección de plantilla y salarios. Y es algo que no se consigue de un año para otro. McNair ha conseguido dos patas para cimentar un proyecto como son De’Aaron Fox y Domantas Sabonis, liberar jugadores tóxicos como Buddy Hield o Marvin Bagley y limpiar resquicios de la era Divac como Luke Walton. Este verano será importante para McNair ya que los Kings tendrán que contratar un entrenador, un jefe que ayude a ganar a los muchachos de la capital californiana.

Tres ejemplos a seguir