No es lo más apropiado comenzar un artículo para lectores inteligentes con una frase de un genocida atroz e ignorante. Pero uno de los más infaustos personajes del S.XX, Joseph Goebbels, persistía en un mantra muy conocido: “Una mentira repetida mil veces se convierte en una verdad”. Estos mitos desdibujados por el paso de la historia nos hacen creer erróneamente que Nerón era un pirómano, que Juana I de Castilla estaba loca, que Van Gogh se cortó la oreja por amor o que Nirvana inventó el Grunge. Pues en el mundo del baloncesto suceden cosas muy parecidas. Y para desmontar estos mitos, tenemos una obra magnífica llamada: “Sí, era campo atrás. Mitos y falsas creencias en el baloncesto.”
Sí, era campo atrás. Mitos y falsas creencias en el baloncesto
Cuando mi amigo Andrés Rodríguez–entrenador del Baloncesto Femenino León– me regaló este libro hace unos meses, no pensé escribir sobre ello. Pero tras leerlo, solo puedo volver a agradecerle que me lo haya regalado.
Poner en duda lo que no hemos visto o no hemos vivido es algo inherente al ser humano. Desde las primeras obras literarias hasta nuestros días, podemos observar la forma en la que nos negamos a creer acontecimientos de los que no hemos sido testigos directos.
En el mundo del baloncesto hay quien rechaza creer la hazaña de los 100 puntos de Wilt Chamberlain porque ese partido no se grabó y solo hay relatos escritos del mismo. O incluso quien infravalora a las leyendas baloncestísticas prehistóricas por ser “gigantes” de 2,06. Damos más valor a lo vivido y demonizamos lo que nos cuentan hasta el punto de borrar de la historia a jugadores que han hecho mucho más por este deporte que muchos de las actuales estrellas. Pero el paso del tiempo es cruel y no espera por nadie.
Oscar Villares
Pues este maravilloso y corto libro pretende arrojar un poco de luz (que no convencer) sobre ciertos aspectos del baloncesto que pensamos que son muy claros porque así nos lo han querido hacer creer. Y resulta que igual no es así. Miguel Ángel Gómez Ruano, Alberto Lorenzo y Alejandro Vaquera abordan científicamente y no con fríos datos ni con sensaciones emocionales aspectos como las diferencias de juego entre baloncesto masculino y femenino, si el cambio de reglas modifica el rendimiento, las claves para ganar los partidos o si la agresividad y la defensa son conceptos inalienables.
Pablo Laso, prologuista de lujo
Si, era campo atrás recurre al ya mítico entrenador del Real Madrid para el prólogo de este libro. Interesante porque se produce con Laso ya fuera del organigrama blanco y sin haber firmado su contrato con Bayern, lo que lo hace más jugoso. Sin querer pisar al potencial lector de Si, era campo atrás solo citar la mentalidad enfermiza de Laso.
El entrenador vitoriano confiesa que el baloncesto rodea su mente en cualquier situación de la vida. Da igual lo que esté haciendo, viendo o pensando; que su cabeza recurre al deporte creado por Naismith. Y otro aspecto interesante en un entrenador actual es la maravillosa visión de las estadísticas y deja claro que aspectos básicos del baloncesto no miden las estadísticas. Y ese pensamiento de Laso es más generalizado de lo que nos pensamos pese a que los creadores de contenido y los charlatanes de la NBA/FIBA nos hacen creer que con los números se puede demostrar el juego.
El guiño de los autores a la novela del tertuliano de Colgados del Aro utilizando a Laso como prologuista es magnífico. Una jugada maestra. Y si aún por encima comienzan la introducción con el campo atrás no pitado de Sergio Llul en la Copa del Rey de 2017.
Temas de calado
Los autores de Si, era campo atrás no escatiman en profundizar temas peliagudos y que ponen nerviosos a cierto grupo de aficionados al baloncesto. Abordan sobre dos líneas de estudio la evolución al baloncesto alejado de las posiciones tradicionales, que no al baloncesto aposicional. El enfoque desde 12 atributos genéticos es muy curioso y sorprendente por los jugadores que destacan en los dieciséis primeros años del presente siglo. En enfoque 2017-2020 tiene poco recorrido aunque clarificador con estrellas como James y Curry.
Para los defensores del baloncesto moderno y sus reglas frente a los preceptos del siglo pasado, desarrollan un profundo análisis partiendo de una desacertada frase de Aíto García Reneses en 2011: “Se ha perdido el baloncesto natural, las reglas ralentizan el juego, duermen el juego”.
Uno de mis capítulos favoritos es el dedicado a las rachas, su influencia en los partidos siguientes y si realmente son influyentes, tienen sentido científico o son estados de ánimo. La cantidad ingente de fuentes que aportan y de investigaciones contrastadas que usan, dejan poco margen a la duda.
Lo mismo sucede con un tema tan manido como el relativo al número de jugadores por plantilla y las diferencias que vemos en FIBA, NBA, NCAA o WNBA.
Temas espinosos y que suelen traer cola
Las críticas a los Bad Boys, a los Grizzlies del Grit&Grind, a los Knicks de Riley o a la Final entre Limoges y Benetton con respecto a su baloncesto de “comer cristal” y duras defensas suelen conllevar falacias relativas a la calidad de esas defensas. Pero en Si, era campo atrás platean un enfoque que, para los más jóvenes habría que remontarse a Iguodala y Dellavedova en las Finales de 2015. O para los más veteranos habría que ir a mitad de los 90 con Riley o Jackson. Agresividad y defensa, la importancia o no de cometer una falta intencionalmente, la importancia o no de solicitar un tiempo muerto… Son aspectos que estamos hartos de escucharlos pero no siempre se razonan con sentido. A Marcus Smart se le criticó mucho su DPOY porque solamente era un defensor intenso y porque el sistema de Udoka le amparaba.
Por último, me gustaría resaltar varios capítulos en los que abordan situaciones de partido. Hablan de la barrera mental de los 10 puntos o la importancia de los cuartos en un partido completo.
Sí era campo atrás. No es un simple tratado estadístico
No confundamos este libro con una demonización ni entronización de las estadísticas. Miguel Ángel Gómez Ruano, Alberto Lorenzo y Alejandro Vaquera han escrito un tratado baloncestístico basado en diferentes líneas de investigación. No han cogido cuatro estadísticas de basketball-reference y han leído cuatro artículos.
Es un libro recomendadísimo, muy fácil de leer, con capítulos muy cortos y una extensión de poco más de 100 páginas.