Al contrario que en Europa, el deporte americano tiene sus propias leyes establecidas. En las grandes ligas estadounidenses siempre ha primado más el espectáculo que el sentimiento de pertenencia como tenemos en el viejo continente. Esto hace que no se dispongan de canteras y el 99% de los jóvenes salgan de universidades para jugar en ligas mayores, con el método de lotería de draft, haciendo que los equipos perdedores tengan oportunidades de ser ganadores en el futuro. También existe un limite salarial que hace que todas las franquicias tengan a priori las mismas oportunidades para firmar grandes jugadores, en vez de lo que pasa en el deporte europeo que la mayoría de talentos importantes van a 3 o 4 equipos. Esto hace que haya una dificultad de mantenerse competitivo a largo plazo y se busquen opciones, planes para seguir rindiendo a pesar de que el reloj del tiempo diga que toque reconstruir. Y aquí en Massive Ball os dejamos tres ejemplos de franquicias que gracias al trabajo de su directiva, están sabiendo ser competitivos y no tener años desastrosos ni buscar desesperadamente un pick 1 de draft (hola Sam Presi). Tres ejemplos a seguir NBA.
Toronto Raptors y el uso de la G-League
En los últimos 15 años la NBA ha intentado hacer de la G-League una liga de canteras para las franquicias como es en el fútbol ingles. Esta idea es para probar jugadores que no tuvieron suerte en el draft o que simplemente buscan una mínima oportunidad o experiencia en la mejor liga del mundo. Con los contratos duales se le ha buscado dar más visibilidad la idea de formato cantera de la G-League. Pero de momento las franquicias lo ven más como relleno y probaturas para jugadores del primer equipo que han tenido largas lesiones y tienen que coger ritmo competitivo. Aunque hay un equipo en concreto que abraza la idea de la G-League como formato cantera, y son los Toronto Raptors. Desde que Masai Ujiri llegara a la franquicia canadiense en 2013, los Raptors han sufrido una gran evolución en cuanto a proyecto e infraestructuras. Ujiri ha sido la persona de la NBA (sin contar Adam Silver o ejecutivos de la propia liga) que más ha apostado por la liga de desarrollo, con los 905 Raptors como ejemplo principal. Los canadienses crearon su franquicia G-League en 2015 y excepto en su primer año, todos los demás han disputado playoffs, cabe recalcar 2017 y 2018 donde quedaron campeones y subcampeones. Pero la cosa no queda ahí, los Raptors ha sido el equipo que más uso le ha dado a su equipo de liga de desarrollo para el primer equipo. El año del anillo de 2019, cuatro jugadores importantes del equipo habían pasado por la G-league anteriormente como Pascal Siakam, Normal Powell, Delon Wright o Fred Van Vleet. Curiosa es la historia de este último que prefirió no ser elegido en las posiciones finales de segunda ronda para poder elegir por si mismo su destino, y fueron los Raptors, rápidamente los que justo al finalizar la noche del draft cerraron su contratación, al principio como contrato dual y después ganarse el pan en el primer equipo. Ahora mismo Raptors cuenta con 8 miembros que han pasado por el 905 Raptors de G-League, aparte de que en la liga jugadores como los mencionados Powell, Wright y otros como Poelt o Payton II están siendo importantes en sus equipos tras pasar por la “cantera Raptor”. Este modelo es positivo por varias razones. Desarrollas a tus jugadores a imagen y semejanza de lo que te gustaría que fuesen, crean un sentimiento de pertenecía y “amor” al escudo y en plano de traspasos desarrollas assets para poder conseguir jugadores mejores. Un “fichar barato, vender caro” por así decirlo.
Miami Heat, el método Riley
Pat Riley es un obseso del baloncesto y el plano físico. Hasta tal punto que los entrenos de los Heat mas que de equipo de baloncesto parece de una concentración militar. Así lo explican en el capítulo 3 de El Reverso dedicado a la figura de Pat Riley y a sus métodos de entrenamiento. Riley es un ganador, aborrece no competir, aborrece el tanking, por eso desde 2008 Miami nunca ha tenido la posibilidad de tener un pick más arriba del pick 10, aunque la plantilla este hecha unos zorros, siempre darán guerra. Esa es la bendición que tiene Miami Heat. La idea de trabajar sin descanso de Riley ha hecho que jugadores, ya sean jóvenes o veteranos que no tenían rumbo en la liga y llegaran a la franquicia de Florida obtuvieran una segunda oportunidad. Un ejemplo claro lo tenemos con James Johnson, un jugador que cambiaba de equipo en equipo cada dos por tres y hasta que no llegó a los Heat no se asentó en la liga como un gran role player. Una curiosa anécdota de Johnson es que cuando llevaba un año en Miami le tuvo que pedir perdón a su mujer por como estaba físicamente antes de topar con Riley y su método de entrenamiento. Pero la cosa no se queda solo en Johnson, Miami es uno de los equipos que mejor ha explotado sus picks de draft y undrafted. Todos conocemos a Bam Adebayo y Tyler Herro, picks 14 y 13 del draft respectivamente que ahora son estrellas de la liga. También tenemos el caso de Josh Richardson Miami llegó a niveles de rozar el All Star. Mario Chalmers es otro caso de pick bajo (34) que con trabajo se plantó como titular en las 4 finales de la NBA que jugaron los Heat desde 2011 a 2014, sintiéndose el base con una confianza de estrella, como decía Lebron. Otro jugador que ejemplifica el método Riley es Udonis Haslem, undrafted en 2003 y ha disputado 18 temporadas con la camiseta de los Heat, siendo importante en los 3 anillos que tiene la franquicia de Florida. En estos momentos el método Riley sigue vigente. A Herro y Adebayo hay que añadir descubrimientos undrafted como Duncan Robinson, Mat Struss u Omer Yurtseven. El método también ha servido para atraer a grandes estrellas en la agencia libre. Jimmy Butler es el claro ejemplo que decidió firmar por los Heat porque le encanta la cultura de trabajo que se ha construido en los últimos 15 años. Recordemos que cuando Butler llegó a Miamis, la franquicia no había llegado a los playoffs. Con Kyle Lowry y Victor Oladipo suceden casos similares, atraídos por el trabajo de desarrollo que hace coach Spo a sus jugadores. Eso si el método Riley no es infalible, la clave es que el jugador ponga de su parte y tenga mentalidad de trabajar siempre para ganar. Si ese jugador la tiene su carrera irá apara arriba, y más en Miami.
Golden State Warriors y la reconstrucción de toda la vida
La gran mayoría de equipos apuesta por el método reconstrucción cuando una era acaba. Pierdes, tienes buen pick de draft, eliges al mayor talento posible y construyes en torno a él. Pero nadie en el siglo XXI lo ha hecho con tanta efectividad y tan buenos resultados como los Golden State Warriors. Recapitulemos a 2009, el proyecto We Believe acababa y había que empezar de 0. Bob Myers estuvo tremendamente interesado en un chico de la universidad de Davidson, vio algo en él que ni Clippers, Grizzlies, Thunder, Kings o Timberwolves por partida doble vieron. Un talento excepcional que podía cambiar el baloncesto. Myers decidió draftearlo aun con la negativa del jugador ya que quería jugar en los Knicks y con los problemas en los tobil,los que ya arrastraba en la universidad. Lo demás lo conocemos todos, draftear talento que encaje con el diamante (Klay), traspasar a buenos jugadores pero que no encajan con tu proyecto (Ellis), aprovechar las segundas rondas (Green) y tras haber conseguido todos los ingredientes, buscar a un hombre que lidere y de el toque final que cambiae un proyecto prometedor a la realidad, aspirar al campeonato (cambiar a Mark Jackson por Steve Kerr). Obviamente firmar a Kevin Durant es el climax, pero sin KD ya habían ganado un anillo, y habían hecho un récord de 73-9. La cosa es que en estos momento la historia se vuelve a repetir. En la 2019-2020 GSW decidió tankear por las lesiones de su big three, tras ellos han hecho elecciones mas interesantes como Wiseman, Kuminga y Moody. Uno de ellos con potencial talento generacional (Kuminga) y los otros dos son buenas piezas que pueden encajar en cualquier contexto. Esto del draft es importante porque lo normal sería pensar en traspasar los picks altos por un jugador de talento y encaje para darle a Stephen Curry posibilidades reales de anillo en sus últimos años de carrera. Pero Myers ha preferido que el proyecto competitivo que ahora tienen se mantenga arriba otros diez años más con los jóvenes recién llegados, y también al juntarlos con estrellas experimentadas como Curry, Thompson o Green, la adaptación de los chavales a la NBA sea más rápida y su desarrollo tenga más posibilidades de éxito. De momento este plan le está dando a Bob Myers la razón. Pero la cosa no queda aquí, Golden State Warriors es después de Toronto Raptors el equipo que más rédito ha sacado al desarrollo de la G-League. Patrick McCaw o Quinn Cook tuvieron minutos importantes en las series de playoffs donde ganaron los dos últimos anillos. En estos momentos Golden State Warriors cuenta con Damion Lee, Juan Toscano Anderson y Gary Payton II como jugadores que estuvieron en el Santa Cruz Warriors y que ahora aprovechand osu oportunidad forman parte de la rotación de segundo mejor récord de la conferencia oeste. Parece que Myers lo ha vuelto a hacer.